"¿Quiénes somos, qué quemos?"

¿Quiénes somos?

Pertenecemos a un grupo de militancia social y política que se siente parte del proyecto de país iniciado por Néstor Kirchner y hoy conducido por nuestra presidenta Cristina Fernández.

Observamos, que este modelo apunta a una recomposición de la Argentina en sus principales preceptos como la justicia social, la soberanía política y la independencia económica.

Es clave para llevar adelante y defender este proyecto, la militancia activa que podamos realizar pero sostenida en bases históricas que nos permitan comparar, analizar y reflexionar los sucesos cotidianos.

Adherimos también al nacimiento de una nueva política internacional que fortalece los vínculos con los hermanos latinoamericanos.

Nuestro nombre fue elegido como un homenaje y reconocimiento a la gestión de Nestor Kirchner, que acompañó incansablemente la resurrección de la política como instrumento de cambio social a nivel interno, y el resurgimiento de la patria grande a nivel internacional.

¿Qué queremos?

Nuestro propósito se centra en incorporar esta presencia cada vez mayor de jóvenes en el campo político argentino, a debates y charlas que tengan como eje la formación histórico-política de los procesos del país, abriendo las puertas a todos los compañeros que también deseen interiorizarse en este sentido.

De esta forma, el Movimiento Néstor Kirchner, se propone fomentar espacios de participación, formación y discusión, cuya síntesis permita valerse de la política como herramienta de transformación social, llevando adelante Las Tres Banderas: justicia social, soberanía política e independencia económica.



lunes, 17 de enero de 2011

“Hoy los golpes los dan las fuerzas de seguridad, no los ejércitos”

Entrevista con el integrante de la Corte Suprema de Justicia Eugenio Zaffaroni
Martín Piqué
Publicado el 17 de Enero de 2011
El juez advierte que un sector de policías disconformes, sumado a una coalición de medios masivos y algún segmento político interesado, tienen capacidad de desestabilizar. También sostuvo que el discurso de Macri puede causar muertos.
  La placa de cerámica esmaltada, que se repite en todas las calles de Buenos Aires, marca el número 932. Del otro lado de una reja alta y elegante, una casa que es más bien un palacete de estilo italiano esconde incontables detalles de buen gusto. La casona está separada en dos edificaciones. Adelante está la vivienda; atrás, cruzando un patio arbolado que ofrece sombra en medio de una tarde de calor que bate records, aguardan el estudio y la biblioteca. Para ingresar a la biblioteca hay que atravesar una puerta. Marco de madera, ornamentos de aire hispánico y colonial, la puerta tiene un letrero que busca causar un efecto intimidante: “Quien osare robar un libro de esta biblioteca será excomulgado”, advierte el edicto de la Universidad de Salamanca, un recuerdo que el dueño de casa se trajo de uno de sus viajes anuales a Europa.
Eugenio Raúl Zaffaroni aparece por el costado de la casa; lo acompaña uno de sus perros, Otello. En camisa veraniega de manga corta (seguramente una guayabera de algodón y lino), el juez de la Corte Suprema saluda con sencillez y propone pasar a la biblioteca para realizar la entrevista. En su escritorio lo espera una notebook con un procesador de textos abierto y algunas palabras tipeadas, un gorro deportivo con los colores de la Sudáfrica post-apartheid, una imagen de la Virgen de Guadalupe –patrona de la Revolución Mexicana y de toda América Latina– y un atado de cigarrillos finos marca Vogue blue. A su alrededor abundan adornos mexicanos, imágenes profanas de figuras sobrenaturales e íconos religiosos del catolicismo español.
“El decreto que me nombraba en la Corte tiene el mismo número que esta casa: 932”, dice Zaffaroni, y festeja la casualidad con una sonrisa. El juez y prestigioso docente de Derecho Penal se acomoda, estira sus piernas, se dispone a conversar por un largo rato. No elude ningún tema, a excepción de dos preguntas sobre asuntos que, según él, podrían terminar en el máximo tribunal en un plazo bien breve: uno de ellos es el juicio de filiación en el caso de Marcela y Felipe Noble Herrera. El otro, el “plazo razonable” que la Corte le impuso al juez en lo Civil y Comercial Edmundo Carbone para resolver la medida cautelar que suspendió la aplicación del artículo 161, el plazo de desinversión de un año previsto por la Ley de Medios para las empresas del Grupo Clarín. A fines de noviembre, Carbone se negó a fijar un límite a la duración de la cautelar favorable al multimedio.
“No puedo abrir juicio sobre eso porque lo tendremos que definir nuevamente… Calculo que nos va a llegar de nuevo. Habrá que resolverlo. Lo que la Corte le dijo al juez fue que fije un plazo razonable”, desliza.
Cuando se le pregunta por la creación del Ministerio de Seguridad, Zaffaroni hace gala de su experiencia como estudioso de la criminalística: manifiesta estar completamente de acuerdo con la medida y luego se explaya en una larga argumentación sobre la puja entre los modelos del Estado Gendarme y del Estado Social de Derechos. “No hay elección en el mundo en que no se juegue este tema. Es una cuestión política central”, señala. Zaffaroni advierte sobre el riesgo de que se imponga el Estado Gendarme, que busca generalizar la noción de “ciudadano-víctima”, aprovechándose de una “criminología mediática” que se basa en los prejuicios y el pensamiento mágico. Zaffaroni también advierte sobre otro de los riesgos que implica el Estado Gendarme: el discurso xenófobo, que lleva en sí mismo “el huevo de la serpiente”. “El grave riesgo del Estado Gendarme es que se trata de un Estado que crea enemigos. Y al crear enemigos, pone semillas de lo que puede llegar a ser un genocidio”, subraya.


Fuente: Diario "Tiempo Argentino"

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