"¿Quiénes somos, qué quemos?"

¿Quiénes somos?

Pertenecemos a un grupo de militancia social y política que se siente parte del proyecto de país iniciado por Néstor Kirchner y hoy conducido por nuestra presidenta Cristina Fernández.

Observamos, que este modelo apunta a una recomposición de la Argentina en sus principales preceptos como la justicia social, la soberanía política y la independencia económica.

Es clave para llevar adelante y defender este proyecto, la militancia activa que podamos realizar pero sostenida en bases históricas que nos permitan comparar, analizar y reflexionar los sucesos cotidianos.

Adherimos también al nacimiento de una nueva política internacional que fortalece los vínculos con los hermanos latinoamericanos.

Nuestro nombre fue elegido como un homenaje y reconocimiento a la gestión de Nestor Kirchner, que acompañó incansablemente la resurrección de la política como instrumento de cambio social a nivel interno, y el resurgimiento de la patria grande a nivel internacional.

¿Qué queremos?

Nuestro propósito se centra en incorporar esta presencia cada vez mayor de jóvenes en el campo político argentino, a debates y charlas que tengan como eje la formación histórico-política de los procesos del país, abriendo las puertas a todos los compañeros que también deseen interiorizarse en este sentido.

De esta forma, el Movimiento Néstor Kirchner, se propone fomentar espacios de participación, formación y discusión, cuya síntesis permita valerse de la política como herramienta de transformación social, llevando adelante Las Tres Banderas: justicia social, soberanía política e independencia económica.



lunes, 31 de enero de 2011

Prisioneros de la red

Los riesgos de vivir hiperconectados

Por Raquel Roberti

Informe: Jorge Repiso


Cómo afecta el hábito de convivir con la tecnología a las relaciones personales, la salud y la seguridad.  El millón de argentinos que puede ser presa de la geolocalización. Los especialistas alertan y los usuarios responden.



Este año el hit del verano no pasó por las canciones especialmente diseñadas para una publicidad; nada de que "te clavo la sombrilla” ni de “bombón asesino”. La frase que se repitió hasta el cansancio en todos lados y por gente de todas las edades fue “enviado desde mi…” (complete con lo que corresponda: BlackBerry, iPhone, etc.). Es que así como aquellas músicas se pegaban como chicle y llevaban al espíritu a un clima de diversión desinhibida, éstas le hacen escuchar un imperativo de nuestros tiempos: hay que estar conectado en todo momento y lugar. El celular –de tercera generación (3G), obvio–, la netbook, la tablet, la PC, todo con wi fi (conexión inalámbrica a Internet) fueron vedettes en las playas argentinas y también en la ciudad. Imprescindibles para chequear Twitter, Facebook y prenderse en la última onda de las redes sociales, Foursquare, que en el primer año de vida creció un impresionante 3.400 por ciento para alcanzar los seis millones de usuarios en el planeta. Y para no perder oportunidad, General Motors Argentina lanzará una versión de su último modelo, el Chevrolet Agile, con chip de wi fi y acceso a las aplicaciones de Google. Vivir hiperconectados, de eso se trata. Suena tentador, pero satisfacer el ego contando cada paso que se da, también tiene sus riesgos. Y esos pasos narrados van desde cuestiones de inseguridad hasta de salud, pasando –aunque suene contradictorio– por las relaciones personales.
Mirame. Los paisajes cotidianos en la ciudad incluyen celulares que suenan en cines y teatros durante la función, comensales que no dejan de mirar la pantalla del teléfono mientras mastican un bocado y pasajeros de micros o subtes ensimismados en los mensajes de texto. Pero el celular está lejos de ser el único dispositivo móvil: una investigación de la empresa de telecomunicaciones Nortel indicó que el 52 por ciento de los latinoamericanos usa cuatro (celular, reproductores de música, computadoras de bolsillo y MP4), mientras que un 12 por ciento declara hasta siete aparatos de última generación tecnológica.

Ahora en el país los afortunados podrán comprar alguno de los 200 Chevrolet Agile que, por el acuerdo entre Google y General Motors Argentina, contará con Wi-Fi y la posibilidad de acceder a Google Maps o Gmail, entre otras aplicaciones. Ya se conocen los riesgos de hablar por celular mientras se maneja, mejor no imaginar a un chofer desaprensivo chequeando su casilla de correo mientras espera la luz verde del semáforo. Y hablando de autos, “Sonría. Lo estamos filmando”, bien podría ser el slogan de Street View, otro servicio de Google que ya desembarcó en el país. Luego de años de hacer circular por las callecitas de Buenos Aires autos con cámaras instaladas en los techos, el gigante de Internet ya ofrece panorámicas de algunas esquinas palermitanas, con fachadas de negocios, autos y personas incluidas. Algo más para mirar.

Tal es la adicción general que DTAC, empresa proveedora de tecnología GPS en teléfonos celulares de Tailandia, lanzó una publicidad bajo el lema: “Desconectar para conectar”. El video muestra una pareja caminando por la playa, ella se deleita con el mar, él contesta mensajes de texto y avanza automáticamente. Un hombre en su casa chequea la computadora y el celular mientras su hija pequeña le dedica un dibujo. No hacen falta las palabras para transmitir un mensaje.

En sintonía, Alex Tew, creador de la Million Dollar Homepage y CEO de PopJam –una web diseñada para compartir entretenimiento– propone abandonar por sólo dos minutos la manía de twittear o chequear mails. La idea es no interactuar con la web durante ese lapso, simplemente relajarse. Para probar el éxito de su propuesta, abrió la página donothingfor2minutes.com en la que muestra un paisaje de mar durante un bello atardecer. Si se encienden los parlantes de la computadora, se escucha el murmullo de las olas, pero si antes de los dos minutos el usuario toca el Mouse o alguna tecla, la pantalla muestra el mensaje “Fail” (fallaste). Tew explicó que su idea obedece a que “tenemos sobredosis de información y leí que cada vez que chequeamos el mail, Twitter o Facebook recibimos una pequeña dosis de dopamina. Es decir, estamos desarrollando un trastorno de atención y no es bueno en términos de productividad”.

Fuente: Diario ElArgentino.com

El modelo económico kirchnerista

jueves 16 de diciembre de 2010

Por Juan Santiago Fraschina

Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado en Revista 2010, Noviembre 2010)

El golpe de Estado de 1976 tenía fundamentalmente dos objetivos centrales y fuertemente entrelazados: desperonizar la sociedad argentina al mismo tiempo que romper con el modelo de industrialización por sustitución de importaciones. El general Aramburu creía que simplemente prohibiendo los símbolos y las liturgias relacionadas con el peronismo, la sociedad en general y la clase obrera en particular se olvidarían del legado de Juan Domingo Perón y de Eva Duarte. Sin embargo, y a contraposición de lo pensado por los autores del golpe de Estado de 1955 el resultado fue el crecimiento y la radicalización de la resistencia peronista que obligaron a los militares permitir el retorno del general Perón a la escena política a principios de la década del setenta.
Por tal motivo, los militares que pergeñaron el golpe de 1976 llegaron a la conclusión de que la única forma de poder efectivamente desperonizar a la sociedad argentina era a través de la destrucción del modelo económico que se traducía en un fortalecimiento de la columna vertebral del peronismo, es decir, el movimiento obrero organizado. Esto es, desindustrializar a la economía argentina para debilitar a la clase obrera y sostener la construcción de un nuevo modelo económico a favor de los sectores dominantes. Este nuevo régimen de acumulación fue el modelo neoliberal de valorización financiera que tuvo distintas etapas en su construcción y consolidación y que implicó la apertura comercial, la libre operación de los mercados de capitales, la desregulación de los mercados, la flexibilización laboral y un proceso de privatizaciones.
La dictadura militar y la implementación del modelo neoliberal (1976-1983): la implementación del modelo neoliberal durante la dictadura militar tuvo dos etapas. La primer etapa consistió en la concentración del ingreso a través de tres medidas que se tomaron durante el primer año de la dictadura. En efecto, el congelamiento del salario nominal, la eliminación del control de precios de las mercancías junto con una fuerte devaluación de la moneda generaron una significativa reducción del salario real de los trabajadores a partir del proceso inflacionario que desató.
Este fenómeno generó una transferencia de ingresos desde los asalariados a los sectores dominantes rompiendo con la “sociedad del empate” que se había constituido durante la industrialización sustitutiva y fundamentalmente a partir de los dos primeros gobierno de Perón. De esta manera, la clase trabajadora pasó de participar del 44% del PBI en 1975 al 28% en 1976; por lo que el capital que se apropiaba del 56% del producto en 1975 pasó a participar del 72% en 1977. Por lo tanto, durante el primer año del modelo neoliberal se produjo una fuerte concentración del ingreso generando una pauperización social, rompiendo con uno de los rasgos centrales que había caracterizado a la sociedad argentina durante el modelo de industrialización por sustitución de importaciones.
Luego de pulverizar el salario real, concentrar el ingreso y comprimir el mercado interno se desarrolló la segunda etapa en la implementación del modelo neoliberal: la construcción de un modelo de valorización financiera y la desarticulación del aparato manufacturero nacional. Este objetivo se logró a través de la reforma financiera introducida por la dictadura militar en 1977 que consistió básicamente en dos puntos. Por un lado, la liberalización de la tasa de interés y la prohibición al Banco Central de la República Argentina a financiar el déficit fiscal. De esta manera, a partir de la reforma el desequilibro fiscal comenzó a ser financiado a través del endeudamiento público. El resultado fue un crecimiento de la tasa de interés local.
Junto con la reforma del sistema financiero la dictadura militar estableció la liberalización de la cuenta de capital de la balanza de pagos, permitiendo de esta forma que el sector privado, y básicamente los grandes grupos económicos, pudieran pedir prestado dinero en el extranjero y fugar sus recursos libremente. A partir de estas medidas se modificaron en la economía argentina las rentabilidades relativas de los distintos sectores económicos. Al ser más rentable el sector financiero que invertir en la producción industrial. Además debemos agregarle la tablita cambiaria impuesta por Martínez de Hoz que implicaba un tipo de cambio fijo que devaluaciones pre-anunciadas. En otras palabras, todos loas agentes económicos sabían que día y cuanto el gobierno nacional devaluaría la moneda.
En este modelo de valorización financiera junto con el crecimiento de la deuda pública tanto interna como externa para poder financiar el déficit fiscal se produjo un significativo crecimiento de la deuda externa privada como consecuencia de la denominada “bicicleta financiera”. A partir del fuerte crecimiento de la liquidez del sistema financiero internacional como resultado de la aparición de los petrodólares a principio de la década del setenta la tasa de interés internacional era reducida en comparación a la tasa de interés interna que aumento como resultado de la reforma financiera de 1977.
En este contexto, el capital concentrado interno comenzó a endeudarse en el extranjero a una tasa de interés relativamente reducida, luego compraban pesos en el mercado local y lo depositaban en el sistema bancario interno que les daba una tasa de interés más alta a la que se habían endeudado. Es importante destacar que la tasa de interés de los depósitos en pesos era mayor a la que podían recibir en dólares, por tal motivo cambiaban los dólares por pesos teniendo en cuenta que el tipo de cambio era fijo y que conocían de antemano cuando se devaluaría la moneda.
De esta manera, obtenían una renta financiera a partir de la valorización de la masa dineraria que obtenían de endeudarse en el extranjero. Pero que además esa ganancia que obtenían luego la fugaban al extranjero. Es así que al mismo tiempo que crecía abruptamente la deuda externa privada se expandía la fuga de capitales al extranjeros de los grandes grupos económicos. La renta financiera era superior a la renta productiva por lo cual se tradujo en una de las causas centrales del proceso de desindustrialización y crecimiento del desempleo durante la dictadura militar.
Por último, en 1982 Domingo Cavallo presidente del Banco Central decidió estatizar la deuda externa privada. Es decir, la deuda externa de los grande grupos económicos pasó al Estado nacional, por la cual la tuvo que pagar la población argentina a través del pago de los impuestos. Se estatizó la deuda externa de los grandes empresarios pero no los dólares que tenían fugados en el extranjero, esto es, se estatizaron los costos pero no las ganancias que la “bicicleta financiera” le había generado al capital concentrado interno. De esta forma, una de las consecuencias más nefasta del modelo neoliberal y de la dictadura militar fue la deuda externa pública que paso de 8.600 a 46.000 millones de dólares aproximadamente. El legado de la dictadura a partir de la instauración del modelo neoliberal fue entonces desarticulación del aparato manufacturero nacional, aumento del desempleo, la pobreza y la indigencia, concentración del ingreso, desaparición de una gran cantidad de pequeñas y medianas empresas y un aumento abrupto de la deuda externa y la fuga de capitales. Este modelo económico pudo ser instaurado a partir del terrorismo de Estado que generó el inició de la despolitización de la sociedad argentina.
Legitimación y profundización del modelo neoliberal (1983-2003):el retorno de la democracia implicó incipiente retorno de la política como eje ordenador de la sociedad argentina. Sin embargo, la legitimación y profundización del modelo neoliberal se tradujo en un alejamiento creciente de la sociedad en general y de la juventud en particular con respecto a la política. Despolitización y modelo neoliberal son dos caras de la misma moneda.
Con el gobierno de Alfonsín la Argentina inició el camino de la subordinación al FMI que comenzó a actuar como representante de los acreedores externos. De esta manera, el organismo internacional empezó a imponerle a la Argentina distintos modelos económicos con el único objetivo de garantizar el cumplimiento del pago de la deuda y sus intereses a los acreedores.
En este sentido, el FMI refomento dos programas de reformas estructurales para la economía y la sociedad argentina. El primero fue el programa de ajuste estructural impuesto en la década del ochenta al gobierno radical que consistía en la reducción del gasto público para generar un superávit fiscal suficiente para así de esta manera poder pagar los distintos servicios de la deuda pública. Dicho de otra forma, el gobierno de Alfonsín redujo los gastos del Estado en educación, salud, gasto social, infraestructura para utilizar esos recursos para pagarle a los acreedores externos. Pagar la deuda externa con el hambre y la pobreza de los Argentinos. La década del ochenta termino con una de las perores crisis económica y social de nuestra historia que fue la crisis hiperinflacionaria de 1989 y que implico la salida anticipada de Alfonsín de la presidencia.
En este contexto, el FMI redoblo la apuesta. Según el organismo internacional el problema había sido que la reducción del gasto público no fue acompañado por un reforma estructural de la economía nacional. De esta forma, nos impuso en la década del noventa el Consenso de Washington que se caracterizaba por disciplina fiscal junto con un conjunto de políticas neoliberales como por ejemplo las privatizaciones, la apertura comercial, la desregulación de los mercados y la liberalización financiera.
El gobierno de Menem junto con el modelo de Convertibilidad que replicaba la tablita cambiaria de Martínez de Hoz se encargó de imponer las políticas recomendadas en el Consenso de Washington. Luego, este modelo fue legitimado y profundizado a través de distintas medidas como por ejemplo la flexibilización laboral por el gobierno de la Alianza encabezado por el radical Fernando De La Rua. El nuevo paquete del FMI terminó en la crisis de 2001, la pero crisis económica y social de la historia argentina en términos de caída del producto y en relación al aumento de la pobreza y la indigencia que genero.
A partir de la crisis se fue delineando la salida neoliberal de la crisis diseñada por el FMI: la salida duhaldista. El proyecto económico de Duhalde era una maxi devaluación de la moneda acompañada por un congelamiento del salario nominal que se tradujo en proceso inflacionario que provocó una caída del salario real de los trabajadores con el objetivo de beneficiar exclusivamente a los grandes exportadores. La salida neoliberal de la crisis de 2001 era una nueva transferencia de recursos desde los sectores asalariados (caída del salario real) a los sectores dominantes en este caso los grandes exportadores del sector agrario e industrial).
Nos esperaba nuevamente la desolación. Nos esperaba nuevamente más pauperización social y económica, más despolitización, más impunidad. La sensación era que la degradación de la Argentina no tenía final. Sin embargo, la resistencia popular que terminó con dos muertos a partir de la represión policial se tradujo en el adelantamiento de las elecciones y el triunfo de un desconocido: Néstor Carlos Kirchner que asumió la presidencia en mayo del 2003.
Con estos treinta años de neoliberalismo, dependencia económica y despolitización rompió el kirchnerismo. La construcción de un modelo de reindustrialización con inclusión social y distribución del ingreso fueron los rasgos centrales de la economía argentina a partir del 2003. Esto necesito de dos cosas. Por un lado, el pago al FMI para aumentar los márgenes de independencia económica para la construcción del nuevo modelo de desarrollo. Por otro lado, volver a poner a la política en el centro de la sociedad argentina para la defensa por parte de los sectores populares del nuevo modelo. Modelo nacional y popular y politización de la sociedad argentina son dos caras de la misma moneda. Por todo esto y mucho más, gracias Néstor, Fuerza Cristina.
El autor es economista del Grupo de Estudio de Economía Nacional y Popular (GEENaP) www.geenap.com.ar(Agencia Paco Urondo)

domingo, 30 de enero de 2011

EL PENAL MAS LARGO DEL MUNDO (Osvaldo Soriano)



La cuna del fútbol chacarero

Es parte central de la historia de Barda del Medio. .En 1966 creó el mítico Torneo de Galpones.


 ¿Cuántas obras del siglo caben en cien años? Tantas como el hombre sea capaz de levantar bajo el influjo de su propio asombro. Para los 60, El Chocón lo fue. Pero para entonces ya existía el Dique Ballester, esa monumental obra hídrica que logró domar al bravo río Neuquén y sus crecidas.
Iniciada en los albores de 1910, el Dique Ballester es antes que del siglo la obra del Centenario. Por entonces el país comenzaba a celebrar los cien años de la Revolución de Mayo.
Aquel 17 de marzo, el presidente Figueroa Alcorta y su ministro de Obras Públicas, Ezequiel Ramos Mejía, sabían que sobre la piedra basal que colocaban allí, en un lugar sin referencia alguna más que el dato ferroviario de ser el kilómetro 1218, si es que la Argentina nace en Buenos Aires, se levantaría una obra que cambiaría el destino del lugar. Sabían también que crecerían allí colonias y chacras, luego ciudades y más civilización. Pero no imaginaban ni Ramos Mejía ni Figueroa Alcorta ni nadie en aquel 17 de marzo que allí se fundaría el club Obrero Dique Neuquén, o el corazón místico del fútbol chacarero.
El fin de aquella ceremonia protocolar fue el inicio de los trabajos de cientos de obreros que se establecieron en campamentos organizados por Agua y Energía de la Nación, la empresa encargada de construir el dique. Y con ellos pronto se establecieron allí sus familias, ingenieros, técnicos y contratistas europeos.
En 1930 el dique estaba casi terminado y la red de canales de riego llegaba hasta Chichinales. La población del campamento instalado en Barda del Medio alcanzaba a 600 familias. Había escuela, biblioteca, asistencia médica y comodidades urbanas como el alumbrado público. Les faltaba el club social y deportivo.
El 27 de febrero de 1930, Agua y Energía decidió fundar el Club Obrero Dique Neuquén y vestirlo con los colores negro y rojo. Con el club, el campamento fue definitivamente otra cosa. Se instaló un cine de lujo con butacas pullman, una pista de baile al aire libre y se hicieron canchas de fútbol, tenis y bochas.
De la mano de obra empleada para la construcción del dique surgieron los grandes valores del fútbol de ese pedazo del valle.
En 1934, Obrero Dique Neuquén junto con Unión Alem Progresista de Allen y Cipolletti deciden fundar la Liga Confluencia, que pronto organizaría los torneos oficiales de fútbol. Por su participación en la génesis liguista, Obrero Dique Neuquén pierde su denominación original porque no podía incluir en su nombre nada referido a Neuquén, por lo que pasó a llamarse simplemente Club Obrero Dique.
La primera competencia oficial se disputó ese año y el ganador resultó ser Obrero Dique, siendo así el primer campeón de la Liga Confluencia. Nacía el primer gran clásico del fútbol zonal: Obrero Dique-Cipolletti.
Habla Arturo López: "Se armaban lindos partidos con los equipos de Cinco Saltos: el propio club Cinco Saltos y Experimental. Pero el verdadero clásico era con Cipolletti. Ese fue el primer clásico de la zona. Cuando se cruzaban se paralizaba el valle. Ellos siempre tuvieron grandes equipos, son los más ganadores, pero cuando venían a Barda eran otra historia. Esos clubes jugaban un torneo aparte cada vez que se enfrentaban. Como equipo ellos siempre eran más, pero Obrero Dique lo desafiaba con las individualidades. Siempre tuvo muy buenos jugadores".
¿Cuál era la clave para tener siempre buenos jugadores? La obra del Dique: "El club buscaba jugadores de fútbol, pero como era amateur, se les daba trabajo en la obra o en alguna actividad relacionada a ella. Traíamos a los mejores futbolistas de la zona. Acá tenía un equipo y trabajo".
Nacido y criado en Barda del Medio, Arturo López le dedicó su vida a Obrero Dique desde que en 1950, con 17 años, se desempeñó como prosecretario. Recién 40 años después ocupó la presidencia, por 7 años. Sigue: "La cancha era una fiesta cada vez que venía Cipolletti. En los años 40, 50 y 60, no había mucho por hacer un domingo. El club reunía toda la actividad y el fútbol era una de ellas. Imagínese cuando nos visitaba Cipolletti. Igual que cuando nosotros íbamos a la vieja cancha de ellos".
Un Obrero Dique-Cipolletti de fines de los 50 fue el partido en el que un adolescente Osvaldo Soriano por entonces vecino de Cipolletti creyó ver ejecutar "El penal más largo del mundo", que luego, ya escritor, transcribió en un maravilloso cuento. Otros nombres, otros equipos y los hechos no exactamente como ocurrieron, sí? pero se trató de un Obrero Dique-Cipolletti de domingo por la tarde, con las tribunas de madera repletas con la gente todo el valle. Un clásico de pasiones y rivalidades encontradas en un rincón de la Patagonia de los 50 y tan lejos de las luces del fútbol grande y las tapas de El Gráfico era literatura picando en el borde del área grande. Y Soriano, al fin y al cabo un "9" de raza, la clavó en el ángulo.
Pero Obrero Dique tenía guardado un as en la manga que haría del fútbol valletano una verdadera revolución: el torneo de galpones que en 1966 creó el club de Barda del Medio para financiar sus actividades y el fútbol liguista. "Fue algo extraordinario", recuerda López, uno de sus ideólogos. "Como el ferrocarril extendió su línea desde Cipolletti hasta Barda del Medio para transportar los materiales para la obra del dique Ballester, se levantaron muchísimos galpones de empaque que utilizaban el ferrocarril para transportar la fruta hacia el resto del país.
Cada galpón formaba su equipo y se inscribía en el torneo. La Liga no arrancaba hasta que el torneo de galpones no terminaba porque era muy grande la atracción que generaba y la convocatoria de gente. Se jugaba en la cancha de Obrero Dique. Además ocurría otra cosa: muchos jugadores de los clubes de la Liga Confluencia jugaban también para los galpones y sus dueños no querían perdérselo por nada del mundo. Primero el torneo de galpones, después la Liga.
El torneo de galpones se disputó en forma ininterrumpida durante más de 40 años, pero ya no. El fútbol federado y el profesionalismo arrasaron con todo, se lamenta López. Obrero Dique, uno de los tres fundadores de la Liga, tiene serias dificultades para competir y el valle ya no se paraliza con un Obrero Dique-Cipolletti. Pero en algún lugar Alejandro Bravo seguirá clavándola en el ángulo, Aldo González atajará la pelota imposible y Albino Bravo dibujará gambetas a la sombra de las alamedas. Siempre habrá un lugar para los cracks de Obrero Dique. Los héroes del fútbol chacarero.

fuente: Diario "Rio Negro"


jueves, 27 de enero de 2011

De héroes mortales: el mejor de nosotros

Publicado el 27 de Enero de 2011




  Hoy suena casi redundante preguntarlo, ¿pero quién en 2003, con un Estado quebrado, con un país abatido, podía pensar que seríamos capaces de lograr lo que alcanzamos?
  Desde que Juan Domingo Perón escribiera, tras la muerte del Che Guevara que “era uno de los nuestros, quizás el mejor”, decir sobre alguien que ha muerto que era “el mejor de nosotros” suena a lugar común, o a frase gastada, su uso y abuso. Sin embargo, me resulta imposible no recurrir a ella cuando recuerdo a Néstor. Una muerte que nos sorprendió a todos y que por su contundencia permitió a una sociedad, acosada diariamente por el discurso con pretensiones narcotizantes del multimedio, a recordar quién era realmente este hombre que fue capaz de reconstruir la autoestima y la voluntad de un país que parecía acabado.
Ese hombre, al que tuve la enorme suerte de acompañar en estos últimos tiempos, fue sin dudas alguien muy especial, pero a la vez muy normal, alguien que nunca dejó de ser “uno de nosotros”. Néstor fue alguien que, sin dejar de sentirse jamás un hombre común “con responsabilidades especiales”, como gustaba decir,  afrontó tareas titánicas que el resto de nosotros veíamos imposibles y lo hizo con la certeza del triunfo, simplemente porque las consideraba justas, correctas, necesarias.
Para la literatura clásica, el héroe era tanto un Aquiles o un Hércules, hijos de dioses con poderes sobrenaturales, como un Ulises o un Teseo, simples mortales que llevaban adelante tareas incluso más difíciles que los primeros, sin más apoyo que su propio coraje y lo justo de su misión. Ellos no se autodenominaban héroes, fueron hombres que, aun sabiéndose vulnerables, no dudaron en librar las batallas más difíciles, midiéndose con los más poderosos y −condición esencial para ser ungido como héroe− defendieron causas justas.
Hoy suena casi redundante preguntarlo, ¿pero quién en el año 2003, con un Estado quebrado, con un país abatido, podía pensar que seríamos capaces de lograr lo que alcanzamos?  ¿Quién, en un país que había liberado e indultado a los responsables del mayor genocidio que recuerde nuestra historia, podía pensar que todos ellos estarían recorriendo los tribunales y empezando a pagar por sus crímenes? ¿Quién, en un mundo globalizado en el que la desigualdad parece haberse impuesto definitivamente, podría pensar que en este rincón del globo nosotros lograríamos reducirla? ¿Quién, en una sociedad donde los monopolios massmediáticos habían capturado la realidad y donde todos los políticos creían que ningún gobierno resistía tres tapas negativas de Clarín, hubiese pensado en que se podía democratizar la palabra?
Esas y tantas otras peleas (la salida del default y la reducción de la deuda externa, la renovación de la Corte Suprema, el freno al ALCA, la reversión de la decadencia económica argentina, el creciente apoyo a la educación, la ciencia y la tecnología, la resolución de la crisis entre Colombia y Venezuela, la construcción de la Unasur), todas y cada una de tal magnitud que merecen el calificativo de homéricas, fueron encaradas por alguien que siempre caminó junto a su pueblo, a sus compañeros, a sus amigos. Alguien que, pese a lo gigantesco de sus logros, nunca fue soberbio ni distante. Porque Néstor, aun en medio de esas luchas dificilísimas, no dejaba de hablar de fútbol, de sus afectos, de sus anécdotas juveniles. No dejaba de cargarnos y cargarse a sí mismo, de reírse de todo y de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Por eso el 27 de octubre, tres meses atrás, se fue el mejor, pero también se fue uno de nosotros. Néstor se consideraba un militante más de este proyecto, aunque a su muerte todo un pueblo lo lloró como un héroe. Por suerte, en estos 2500 años de historia hemos avanzado, y nuestro héroe no estuvo acompañado por los hilos de una Ariadna o una Penélope que esperaban o simplemente ayudaban a su hombre, sino por una compañera como Cristina, que con su enorme inteligencia y coraje coprotagonizó todas sus epopeyas y protagoniza la realización de todos sus sueños.

FUENTE: Diario "Tiempo Argentino".

jueves, 20 de enero de 2011

A todos y cada uno: ¡Bajen las armas!

Publicado el 20 de Enero de 2011




Sería patéticamente ingenuo pedirles que bajen las armas a los generales Héctor Magnetto y Hugo Biolcati, a sus coroneles Duhalde, Macri y a la tropa destituyente y regresiva. Sus acciones y discursos son un arma cargada de resentimiento.
  El 19 de diciembre de 2001, en Rosario, los perdigones de una Itaka disparada por un uniformado de la policía santafesina terminaban con la vida del militante social Claudio “Pocho” Lepratti. Desde el techo de la escuela donde comían los chicos, Pocho les gritó: “¡¡¡Hijos de puta, bajen las armas que aquí sólo hay pibes comiendo!!!” Ese, su último y desgarrador clamor todavía desoído, se repite en la Argentina de hoy. En aquellos días finales del gobierno del radical Fernando de la Rúa fueron asesinados más de 30 compatriotas hartos de estar hartos, cansados de tanto despojo, de la exclusión neoliberal y de la inveterada incapacidad para gobernar del centenario partido.
Desarmar ese clima de violencia institucional explícita no fue tarea sencilla. Hubo que atravesar la conmoción por los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, ejecutados por la policía brava del ex senador Eduardo Duhalde. La asunción de Néstor Kirchner como presidente comenzó a modificar la lógica de la derecha reaccionaria –que ahora vuelve en todo su esplendor– que antepone el orden a cualquier otro valor. El gobierno iniciado en 2003 sitúa a la justicia como presupuesto primordial e indispensable para la construcción de una verdadera democracia social. Y al derogar las leyes de la impunidad permite avanzar de la única manera posible: saldando el pasado ominoso. La decisión del gobierno de no reprimir la protesta social, de separar y castigar a los que contrariaron las órdenes, de mantenerse fiel a sus convicciones, trajo consigo lo que algunos llaman “costo político”. Y en un movimiento de pinzas destituyente, la derecha golpista y nostálgica y la izquierda troglodita y cómplice se asociaron en la práctica para tratar de impedirnos el futuro que estamos construyendo entre todos.
Son ahora otras las armas que se usan, pero los mismos los que las cargan. Y tienen nombre y apellido. Estos son sólo algunos.
¡Bajen las armas! Mariano Grondona y Marcos Aguinis, que comparan a los chicos que entregan flores a la presidenta o a los jóvenes militantes de La Cámpora o de otras agrupaciones con las juventudes hitleristas. Sembrar el miedo también es apuntar al corazón de las nuevas generaciones y a su compromiso con la patria.
¡Bajen las armas! Senador Ernesto Sanz y sus correligionarios, que callaron cuando el precandidato del establishment y de la UCR declaró que el dinero de la Asignación Universal por Hijo se iba “por la canaleta del juego y de la droga” o que ”el gobierno está en deuda por la falta de represión”. Las balas del desprecio y de la incitación a la violencia son más deletéreas que las de plomo.
¡Bajen las armas! Diputadas Elisa Carrió, Patricia Bullrich y sus acólitos con sus augurios mesiánicos, sus denuncias sin sustento, sus anuncios de catástrofes y Apocalipsis en nombre de un dios de la revancha y la venganza. Usar y apropiarse del nombre de Dios en vano (2º Mandamiento) fue y es la causa de muchas guerras y muertes.
¡Bajen las armas! Los que sin importarles la necesaria tranquilidad de nuestros mayores usaron y usan la justa reivindicación del 82% móvil para los jubilados sin ningún sustento posible en estos tiempos, para conseguir réditos políticos y perjudicar la marcha de la economía. Jugar con la esperanza es una herida que puede ser mortal.
¡Bajen las armas! Quienes detentan jerarquías religiosas y condenan y persiguen a quienes se aman sin otra razón que sus sentimientos y sus elecciones, a quienes quieren decidir cuándo y cómo concebir o recibir o difundir educación sexual. ¡Tanto énfasis por el 6º Mandamiento, el que no pusieron en la dictadura en relación al 5º (que obviamente está antes)!
¡Bajen las armas! Rabino Sergio Bergman y su corte de adulones que festejan su filosofía marketinera al paso y de ocasión, plena de estigmatizaciones antipopulares. Rabino, cuando se refiere al orden y progreso de la bandera de Brasil en contraposición –según usted– al desorden y retroceso de la Argentina, está optando por la filosofía positivista de Augusto Comte, revelando o su desconocimiento del tema o su verdadera ideología. Cantar el himno cambiando la triple repetición de la palabra libertad por la de seguridad lo asocia más a las dictaduras que a las democracias.
¡Bajen las armas! Los que basados en un izquierdismo infantil se abrazaron a los de la Mesa de Enlace, acompañaron el discurso vengativo del “ingeniero” Blumberg o le hacen el juego a las patotas organizadas. Poner en riesgo la vida de jóvenes idealistas buscando trascender en una sociedad que siempre les dio la espalda, es hacer detonar los proyectiles de la derecha.
¡Bajen las armas! Señora Ernestina Herrera de Noble y su ejército de abogados que intentan desaparecer las identidades de Marcela y Felipe. Las manos que los entregaron están manchadas de sangre. La mentira y el ocultamiento no sólo los perjudica a ellos. Hay más de 400 jóvenes que también necesitan Memoria, Verdad y Justicia.
¡Bajen las armas! Los periodistas arlequines, servidores y cautivos de dos patrones que dañan más por lo que ocultan que por lo que informan y son carne de cañón de una guerra propagandística en la que –como en toda guerra– la primera baja es la verdad. Pero también esos colegas y amigos con los que hemos compartido redacciones, canales, radios y reuniones y sabemos –ustedes y yo– que no piensan como sus mandantes. Recuerden lo que decía Rodolfo Walsh: “yo no me voy a anotar en el bando de los opresores ni en el de los neutrales”. No escupan el espejo, porque algún día no podrán reconocerse.
Sería patéticamente ingenuo pedirles que bajen las armas a los generales Héctor Magnetto y Hugo Biolcati, a sus coroneles Duhalde, Macri y a la tropa destituyente y regresiva. Sus acciones y discursos son un arma cargada de resentimiento.
A todos y cada uno: ¡bajen las armas! que aquí sólo hay un pueblo soñando, pero definitivamente despierto


FUENTE: Diario "Tiempo Argentino"

"Florencia Kirchner se reunió con la hija del emir de Qatar"

Las jóvenes mantuvieron un encuentro informal que no estaba agendado. 
La hija de la presidenta, Florencia Kirchner, y la del emir de Qatar, Sheikha Al Mayassa, mantuvieron ayer un encuentro que no figuraba en la agenda que repartió de antemano la misión oficial, por lo que la reunión se transformó en la sorpresa de la jornada.
La entrevista se realizó en el hotel Sharq Virrage y la charla transcurrió bajo un tono informal. Pero eso no le quitó relevancia al contenido del encuentro, que derivó en el compromiso mutuo de estimular la difusión de la cultura de ambos países.
En la entrevista, la hija de la presidenta, quien viene acompañando las actividades de su madre desde que comenzó la gira por esta región, acordó con Al Mayasa alentar la conformación de un grupo de trabajo binacional destinado a promover el cine argentino en la televisión qatarí. Según relataron testigos de la reunión, ambas coincidieron, además, en la necesidad de promocionar la cultura árabe en territorio argentino.
“Aquí en Qatar mucha gente esta aprendiendo español. Estamos abriendo un canal y es muy importante que el cine de tu nación este incorporado”, dijo la hija del emir. Por su parte, Florencia Kirchner expuso sobre la experiencia del canal Encuentro y el lanzamiento de Incaa TV: “En mi país se acaba de poner en el aire un canal exclusivo de películas de producciones nacionales a través del Instituto de Cine, y ya emitía otra señal estatal con contenido cultural. Sería interesante lograr acuerdos para que se puedan emitir aquí en Qatar y que se formen grupos de trabajos culturales”, añadió.
Voceros de la comitiva oficial explicaron que Florencia fue invitada especialmente por la hija del emir a este encuentro privado debido a que ambas mantienen coincidencias en temas culturales y educativos y las dos comparten como sede de sus estudios la ciudad de Nueva York. “Quiero ir a conocer la Argentina y que mantengamos un contacto fluido entre nosotras”, concluyó la hija del emir de Qatar durante el distendido encuentro que duró casi 30 minutos. “Estás invitada”, respondió Florencia, y el compromiso quedó sellado. Por la tarde, madre, hija y el resto de la comitiva abordaron el Tango 01 para volar rumbo Ankara, la capital de Turquía, la penúltima escala de la gira oficial. <

Fecha: Publicado el 20 de Enero de 2011
Fuente: Diario Tiempo Agentino.

martes, 18 de enero de 2011

UN POQUITO CAMINANDO Y OTRO POQUITITO A PIE

Por Rudy

Algunos de los que hacemos SátiraI12 tuvimos de compañera de escuela a una vaca vestida de blanco que se acomodó en el primer banco, a pesar de que no estábamos en Humahuaca, y aunque era muy vieja muy vieja, y estaba sorda de una oreja, queríamos que, como una abuela, nos cuente cuentos en camisón. Otros mirábamos un partido de ping pong, y la pelotita saltarina nos llamaba mucho la atención, pero, humoristas al fin, la mirábamos por las dudas, con intelectual reprobación. Antes de que fuera shopping, los de Sátira estuvimos un día en un bazar, y todo eso y mucho más quisimos comprar.
Y alguna vez nos sentimos como sobrevivientes que vuelven de una guerra. Y sin duda, una vez y otra vez y otra más, entonamos la fiel serenata mientras al Este y al Oeste llovían una flor y otra flor celeste del jacarandá; y nos creímos en París en el Teatro Colón, o en los libros de Plaza Lavalle, pero en realidad estábamos en Pehuajó, de donde partimos un poquito caminando y otro poquitito a pie, cuando alguien nos dijo: “Dame tu mano, y vamos ya”.
Más de uno de nosotros habrá intentado cazar viva a una naranja, y se habrá curado con la vacuna lunalunalú. Cuantas veces estuvimos invitados a tomar el té, con la reina y el rey, un oso de miga y otro de papel, pero hoy ha llegado un gran señor que tiene la sartén por el mango, y el mango también; y mientras nos preguntábamos por dónde andará el manubrio azul, y si los ejecutivos son realmente tan vivos o siempre tienen razón.
¿Quién no tuvo un ojo en compota, como doña Gaviota, o un chichón como el perro salchicha, quien no se conmovió escuchando la música del señor Juan Sebastián?
¿Quién no tuvo en esta pálida ciudad tanta soledad, o pensó que ya no tiene más nada que hacer y ya no hace nada? ¿Quién no sintió que le duele si se queda, pero se muere si se va?
Por todo eso, y mucho más, esta semana no nos queda otra cosa que evocar a nuestra propia infancia, adolescencia, paternidad. En la vida de todos nosotros, un día que para cada uno fue otro, pero para todos fue el mismo, apareció María Elena Walsh. Y todo fue más divertido.
FUENTE DIARIO PAGINA 12

Se va la segunda





El lockout de la Sociedad Rural se opone al control estatal de la evasión. Pero también busca incidir en año electoral contra un gobierno aborrecido. Estas razones políticas e ideológicas explican la adhesión de chacareros y cooperativistas, beneficiarios de la política oficial. La liberalización total reduciría los ingresos de los productores e incrementaría los precios de los alimentos. El trabajo esclavo no respeta geografía ni edades: la explotación infantil en Mendoza.

 Por Horacio Verbitsky
La Sociedad Rural eligió el primer mes del año para la reanudación de su ofensiva sobre el gobierno nacional, que intentará reforzar a partir de marzo. El Estado planea responder sólo en términos de racionalidad económica, que pongan en evidencia el trasfondo ideológico y político del desafío: el rechazo a toda intervención estatal, incluyendo el control de la evasión impositiva, y la inminencia de una campaña hacia las elecciones primarias de agosto y generales de octubre. Para los más poderosos, cualquier límite que el Estado ponga a su libertad de acción es intolerable, aunque se fundamente en el bienestar colectivo. La renovación presidencial de este año decidirá la continuidad o no de un gobierno al que las patronales agropecuarias consideran el enemigo principal con el que anhelan acabar. No es superfluo recordar las manifestaciones explícitas en ese sentido de Hugo Biolcati, quien llegó a expresar su deseo de que la presidente CFK no concluyera su primer mandato, y de su satélite Eduardo Buzzi, cuyas acciones se orientaron según su propia confesión, a desgastar al gobierno. Ninguno de esos deseos se cumplió, lo cual exasperó sus ánimos, a pesar de la extraordinaria rentabilidad obtenida por sus representados en estos años. La estrategia oficial de separarlos choca con la realidad de un acuerdo profundo. Difieren los intereses de los respectivos representados, no los dirigentes que coinciden en sus valoraciones superestructurales.

A paladas

Tal como ocurrió en 2008, la confrontación dispuesta por Biolcati en torno del trigo se produce en momentos de grandes cosechas y alza de los precios internacionales de los granos. Esto indica que los distintos sectores del agro no están atravesando un momento de crisis sino de bonanza excepcional, lo cual también se refleja en el impresionante boom inmobiliario, que no sólo alcanza la zona núcleo cerealera sino también a los países vecinos, donde las ganancias de los inversores argentinos se atesoran en ladrillos, más seguros que lingotes de oro. En julio de 2008, cuando el vicepresidente Julio Cobos gozó de sus 15 warholianos minutos de fama, el precio de la soja llegó a los 550 dólares por tonelada, y el del trigo estaba en 330, en ambos casos en moneda corriente. Luego de la fuerte caída posterior y superadas la sequía argentina y la crisis financiera internacional, ambas las peores en un siglo, los precios vuelven a florecer. En noviembre de 2010 la tonelada de soja rondaba los 500 dólares y la de trigo los 300, siempre en moneda corriente. Pese a que Biolcati y Buzzi habían augurado que en 2010 y 2011 sería necesario importar trigo, la actual cosecha superará los 14 millones de toneladas de trigo, casi el doble que el año pasado, de las cuales sólo la mitad se consumirá en el país.

Los términos del debate

El punto central del debate es la fijación de un cupo que el gobierno nacional considera innegociable, porque hace a la seguridad alimentaria, y el requisito de permisos de exportación que sólo se otorgan si no está comprometido el abastecimiento interno. El Estado calcula a cuánto llegará cada año el consumo de los 40 millones de habitantes del país y reserva ese cupo para las empresas que se encargan de triturar el grano y convertirlo en harina. Recién por encima de esa cuota permite la exportación, que está en manos de otras empresas, aunque algunas coinciden en ambos rubros. De ese modo asegura que no faltarán pan, galletitas, fideos, ravioles y pizza. Para que lleguen al público a precios razonables, el Estado paga subsidios a los molineros. Esto les permite no trasladar al mercado interno el precio internacional. Por medio de la ONCAA (Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario) verifica que los productores reciban el precio de exportación, menos las retenciones vigentes, que en el caso del trigo son del 23 por ciento, y los costos del embarque. En caso contrario, no paga el subsidio a los molinos. Para que los productores puedan participar en una instancia previa de control al momento de vender, el Estado informa cuál es ese precio teórico. Además, a los productores de menos de 800 toneladas (que son casi la mitad del total) se les devuelven las retenciones. Según la Sociedad Rural, ni la industria de la molienda ni los exportadores les pagan a los productores ese denominado “precio pleno”, es decir sin otros descuentos. Por eso pretende que no exista cupo alguno y que toda la producción quede librada a las fuerzas del mercado, aunque no explica cómo haría para que, con precios internacionales en alza, esa competencia irrestricta no encareciera la alimentación popular, nivelando hacia arriba.

Cien años de perdón

En cambio, el gobierno ofreció créditos del Banco Nación a tasa cero y sin otra garantía que el propio grano, por el equivalente a un millón de toneladas, de modo que los productores más débiles pudieran retener el trigo por seis meses y no se vieran obligados a malvenderlo. Para las asignaciones se privilegiará la zona de emergencia climática y las evaluaciones serán realizadas en cada región por los ministerios de Agricultura, el Banco Nación y los municipios. A esa línea, de 840 millones de pesos se suma otra por igual valor con financiamiento subsidiado para compras adicionales de los molinos.
Si, tal como afirma la Mesa de Enlace y no desmiente el gobierno, molineros y traders pagan menos que el precio pleno, ¿cómo es posible que no haya denuncias específicas por esta infracción, que descalifica para recibir el subsidio? La razón de este misterio es que imponen un fuerte descuento a quienes ofrecen sus granos en negro, en aplicación de un axioma de la sabiduría popular sobre el perdón y el tiempo que dura según quien sea la víctima. Pero hay que buscar en el orden de la ideología y de la política para entender por qué las entidades que dicen representar a los pequeños chacareros y a las cooperativas, vuelven a correr detrás de la representación de los grandes latifundistas, agrupados en la Rural y en Carbap. Biolcati también fue el vocero del conjunto para descalificar la petición de la presidente de que en el encuentro pactado con los gremialistas patronales también se analizaran las medidas posibles contra la informalidad y el trabajo esclavo en el sector agropecuario. Las cuatro entidades se opusieron a la formalización de esas relaciones y su adecuación a la legislación vigente cuando la Comisión Nacional de Trabajo Agrario las planteó en diciembre de 2008.

Concentración

Cada eslabón de la cadena triguera tiene un grado distinto de concentración. El 92 por ciento de los productores, es decir unos 27.000, son responsables de algo más de la mitad de la cosecha. La otra mitad está en manos del 8 por ciento restante, unos dos mil productores. Es obvio el mayor poder negociador de este último grupo. Tres molinos (Cañuelas, Lagomarsino y Cargill) compran el 30 por ciento del trigo para harina; los otros 160 molinos, que manejan el 70 por ciento restante son empresas familiares y/o pymes. Las diez grandes traders comercializan nueve de cada diez toneladas (también aquí Cargill, más Bunge, ADM, Dreyfus, ACA, Toepfer, Oleaginosas Moreno, Nidera, Aceitera General Deheza y Noble), mientras otras treinta y tres se disputan la tonelada restante. Además, molinos y exportadores pactaron acuerdos de los que la Mesa de Enlace se negó a participar y que consistieron en deprimir los precios que reciben los productores más débiles. Otro actor que cincha del mismo lado de la soga es el sector de acopiadores, que embolsa la diferencia entre el precio reducido al que liquidan las operaciones con los pequeños productores y el pleno que le pagan molinos y exportadoras. Esta cartelización de los actores principales, que se reparten los cupos, es un dato histórico, que la Sociedad Rural recién denuncia ahora, porque hay un Estado presente. En otros países los gobiernos difunden cuál es el costo de producción, al que le suman un porcentaje de rentabilidad. En la Argentina, en cambio, se publica el valor en el mercado internacional, que es un arma en defensa del productor. La respuesta de la Sociedad Rural a esta situación compleja que requiere mejorar las herramientas de fiscalización con que cuenta el Estado, consiste en suprimir las pocas que hoy existen. Si su aspiración se concretara no sólo sufriría el consumo interno, también se acentuaría la desigualdad entre los grandes y los pequeños productores. Por el contrario, el Estado exige la documentación completa sobre las circunstancias de cada operación, lo que incluye el pago de impuestos, como condición para el cobro del llamado precio pleno. La solución propuesta por Biolcati bajaría aún más los precios que recibe el productor, ya que se duplicaría la oferta, de 7 a 14 millones de toneladas, frente a una demanda muy concentrada. Y al mismo tiempo aumentarían los alimentos, porque las comercializadoras impondrían al mercado interno el precio internacional.

Veinte años después

Desde la década de 1930 y bajo gobiernos militares, peronistas y radicales, existió un organismo regulador que fue disuelto en 1991 por el presidente Carlos Menem, su ministro de Economía Domingo Cavallo y su secretario de Agricultura Felipe Carlos Solá. Ese organismo, cuyo último nombre fue Junta Nacional de Granos, compraba en el mercado un tercio de la producción y lo comercializaba, con lo cual regulaba su precio. En aquel momento se destruyó también la flota mercante, con lo cual el Estado perdió instrumentos decisivos para lograr que la renta agrícola quedara en el país. La recreación de un ente similar ya fue contemplada durante la crisis de 2008 y reaparecerá cada vez que se plantee un reto similar. Los principales compradores asiáticos de granos argentinos, como China, prefieren centralizar el comercio entre los estados, sin intervención de las multinacionales. La nostalgia de la Junta Nacional de Granos fue uno de los rasgos identitarios de chacareros y cooperativistas. Pero una vez más han privilegiado la unidad de la Mesa de Enlace, al mismo tiempo que el principal mentor político de Buzzi, Víctor De Gennaro profundizaba un giro sorprendente, debutando como columnista en el diario La Nación. No obstante, han recomendado que sus afiliados aprovechen las inusuales líneas crediticias ofrecidas por el gobierno. Tal vez haya que esperar el surgimiento de una dirigencia gremial sin mañas políticas ni agenda oculta para que al avance del Estado en esa dirección la respuesta deje de ser la puñalada por la espalda. Mañana, cuando comience el lockout patronal, arrancará también el raid con que el ministro de Agricultura Julián Domínguez se propone cubrir toda la región triguera, en contacto con los ministros provinciales y los intendentes de Buenos Aires, La Pampa, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, para hablar con los productores en el comprensible idioma del bolsillo.
FUENTE DIARIO PAGINA 12

lunes, 17 de enero de 2011

“Hoy los golpes los dan las fuerzas de seguridad, no los ejércitos”

Entrevista con el integrante de la Corte Suprema de Justicia Eugenio Zaffaroni
Martín Piqué
Publicado el 17 de Enero de 2011
El juez advierte que un sector de policías disconformes, sumado a una coalición de medios masivos y algún segmento político interesado, tienen capacidad de desestabilizar. También sostuvo que el discurso de Macri puede causar muertos.
  La placa de cerámica esmaltada, que se repite en todas las calles de Buenos Aires, marca el número 932. Del otro lado de una reja alta y elegante, una casa que es más bien un palacete de estilo italiano esconde incontables detalles de buen gusto. La casona está separada en dos edificaciones. Adelante está la vivienda; atrás, cruzando un patio arbolado que ofrece sombra en medio de una tarde de calor que bate records, aguardan el estudio y la biblioteca. Para ingresar a la biblioteca hay que atravesar una puerta. Marco de madera, ornamentos de aire hispánico y colonial, la puerta tiene un letrero que busca causar un efecto intimidante: “Quien osare robar un libro de esta biblioteca será excomulgado”, advierte el edicto de la Universidad de Salamanca, un recuerdo que el dueño de casa se trajo de uno de sus viajes anuales a Europa.
Eugenio Raúl Zaffaroni aparece por el costado de la casa; lo acompaña uno de sus perros, Otello. En camisa veraniega de manga corta (seguramente una guayabera de algodón y lino), el juez de la Corte Suprema saluda con sencillez y propone pasar a la biblioteca para realizar la entrevista. En su escritorio lo espera una notebook con un procesador de textos abierto y algunas palabras tipeadas, un gorro deportivo con los colores de la Sudáfrica post-apartheid, una imagen de la Virgen de Guadalupe –patrona de la Revolución Mexicana y de toda América Latina– y un atado de cigarrillos finos marca Vogue blue. A su alrededor abundan adornos mexicanos, imágenes profanas de figuras sobrenaturales e íconos religiosos del catolicismo español.
“El decreto que me nombraba en la Corte tiene el mismo número que esta casa: 932”, dice Zaffaroni, y festeja la casualidad con una sonrisa. El juez y prestigioso docente de Derecho Penal se acomoda, estira sus piernas, se dispone a conversar por un largo rato. No elude ningún tema, a excepción de dos preguntas sobre asuntos que, según él, podrían terminar en el máximo tribunal en un plazo bien breve: uno de ellos es el juicio de filiación en el caso de Marcela y Felipe Noble Herrera. El otro, el “plazo razonable” que la Corte le impuso al juez en lo Civil y Comercial Edmundo Carbone para resolver la medida cautelar que suspendió la aplicación del artículo 161, el plazo de desinversión de un año previsto por la Ley de Medios para las empresas del Grupo Clarín. A fines de noviembre, Carbone se negó a fijar un límite a la duración de la cautelar favorable al multimedio.
“No puedo abrir juicio sobre eso porque lo tendremos que definir nuevamente… Calculo que nos va a llegar de nuevo. Habrá que resolverlo. Lo que la Corte le dijo al juez fue que fije un plazo razonable”, desliza.
Cuando se le pregunta por la creación del Ministerio de Seguridad, Zaffaroni hace gala de su experiencia como estudioso de la criminalística: manifiesta estar completamente de acuerdo con la medida y luego se explaya en una larga argumentación sobre la puja entre los modelos del Estado Gendarme y del Estado Social de Derechos. “No hay elección en el mundo en que no se juegue este tema. Es una cuestión política central”, señala. Zaffaroni advierte sobre el riesgo de que se imponga el Estado Gendarme, que busca generalizar la noción de “ciudadano-víctima”, aprovechándose de una “criminología mediática” que se basa en los prejuicios y el pensamiento mágico. Zaffaroni también advierte sobre otro de los riesgos que implica el Estado Gendarme: el discurso xenófobo, que lleva en sí mismo “el huevo de la serpiente”. “El grave riesgo del Estado Gendarme es que se trata de un Estado que crea enemigos. Y al crear enemigos, pone semillas de lo que puede llegar a ser un genocidio”, subraya.


Fuente: Diario "Tiempo Argentino"

La fundación del Peronismo






En el ’45 la soberanía política organizó la campaña electoral del coronel: Braden o Perón, se leía en las paredes. Saben las paredes, informan más y mejor que las tapas de algunos diarios comerciales.
  Cuando la movilización popular funda el peronismo, el 17 de octubre de 1945, tres banderas sintetizan su irrupción: independencia económica, soberanía política y justicia social. Para los trabajadores de ese tiempo no era preciso explicar la justicia social. La diferencia saltaba a la vista. “Demagogia”, aullaban con  respaldo  conservador los partidos que integraban por esos días la Unión Democrática (Unión Cívica Radical, Partido Socialista, Partido Comunista). Y la demagogia (aguinaldo, vacaciones pagas, aporte patronal para financiar el régimen jubilatorio, legalidad del movimiento obrero) organizó el welfare state. Mientras sobrevivió el estado de bienestar, la “demagogia peronista” resultó inevitable. Carlos Saúl Menem  le echó las últimas paladas de tierra al largo funeral que desguazó ese orden político, y la justicia social se tradujo en 17 millones de excluidos. Es la más completa y terrible de las injusticias sociales: el cuarto peronismo.
En el ’45, la soberanía política organizó la campaña electoral del coronel: Braden o Perón, se leía en las paredes. Saben las paredes, informan más y mejor que las tapas de algunos diarios comerciales. Braden era el embajador de los Estados Unidos en la Argentina, y fue derrotado.
Un largo silencio ganó la política, un “demagogo” se había instalado en la Casa Rosada. La potencia que organizó los acuerdos de Bretton Woods (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, patrón oro) no pudo vencer en el Río de la Plata, durante 1946. En trazos gruesos era una forma de la “soberanía política”, ya que Gran Bretaña –potencia que presidió el mercado mundial durante el ciclo anterior– se eclipsaba definitivamente.
Y la “independencia económica”, durante el primer peronismo, se pareció excesivamente a un programa de autarquía productiva. Es decir, la idea de que los principales insumos debían producirse en territorio nacional por razones de defensa. La distribución del ingreso estaba al servicio de ese programa, y el célebre primer Plan Quinquenal marchaba en esa dirección; como el resto de los que avanzaron en igual sentido –la Yugoeslavia del mariscal Tito, por citar un solo ejemplo– fracasó. El programa económico del primer peronismo fue su talón de Aquiles, no sólo porque las nacionalizaciones consumieron las “libras congeladas” –deuda inglesa por el abastecimiento alimentario durante la II Guerra Mundial– en lugar de pagarse con pesos argentinos, sino porque en vez de avanzar hacia la integración económica del Cono Sur, el gobierno peronista mantuvo el histórico statu quo con Brasil. No se trata de responsabilizar exclusivamente al general Perón, quien nunca pasó de las declamaciones abstractas sobre la unidad latinoamericana, sino del profundo desinterés reinante en Brasilia.
Con el golpe del ’55 las tres banderas sufrieron su primera resignificación. El ejercicio de la soberanía política era impensable desde el momento en que la mayoría no recuperaba el derecho democrático a votar sus propios candidatos; y sin poner fin a un sistema proscriptivo –no sólo el peronismo era ilegal, sino que su jefe estaba obligado a vivir en el exilio– la independencia económica y la justicia social no querían decir mucho. Tanto, que el principal intento democrático –el derecho del general a vivir en su propio país–, el Operativo Retorno, fracasa durante el año ’64. El avión que debía depositar a Perón en Ezeiza fue detenido en El Galeão por la dictadura brasileña de Castelo Branco. John William Cooke –recién regresado de La Habana– caracterizó el fallido como déficit teórico. Es decir, como desprecio por las herramientas conceptuales que permiten aportar claridad a la lucha política. Conviene retener ese razonamiento.
La crisis histórica que desnuda años después el Cordobazo –huelga general del 29 de mayo de 1969– sobredemuestra la notable hipótesis de Cooke. El general Lanusse, último caudillo militar de una clase dominante que todavía no había renunciado a seguir siendo una clase dirigente, entendió: o legalizaba el peronismo, o facilitaba la confluencia de la juventud universitaria (impactada por la Revolución Cubana y la derrota militar de los EE UU en Vietnam) con los trabajadores de mayor calificación profesional. No dudó un instante, y con el respaldo de la Confederación General Económica (CGE) y de la Confederación General del Trabajo (CGT), lanzó un programa para un gobierno de unidad del bloque de clases dominantes: el Gran Acuerdo Nacional con respaldo peronista.
La respuesta de Perón fue tajante: el 17 de noviembre de 1972 regresó al país. Y si bien no pudo sumar su candidatura –la cláusula proscriptiva de Lanusse funcionó– el 25 de Mayo de 1973 Héctor  J. Cámpora, “El Tío”, asumió la primera magistratura. De nuevo las tres banderas volvieron a mutar. La presencia en la Casa Rosada de los presidentes de Cuba y Chile, Salvador Allende y Osvaldo Dorticós, en la asunción de Cámpora, la bandera de Montoneros atravesando la Plaza de Mayo de un extremo al otro, mostraba que justicia social era entonces “socialismo nacional”. En cuanto a la independencia económica, el tercer peronismo hegemonizaba la escena política, y por eso la consigna electoral de esas elecciones fue “liberación o dependencia”. Pero no se trataba de una hegemonía pacífica: el segundo peronismo –el de los herederos sindicales de Augusto Timoteo Vandor– no estaba dispuesto a retroceder sin más. Y esa era exactamente la disputa: los gallardetes socialistas suponían, antes que nada, la democratización de los sindicatos, cuando tal democratización liquidaba a buena parte de los dirigentes “tradicionales”, y daba lugar a una nueva dirección política del movimiento obrero. La muerte de Perón y la derrota de Montoneros sellaron  la suerte del tercer peronismo, y de su intento de independencia económica y soberanía política se ocuparon María Estela Martínez de Perón y López Rega.
Ese viraje destruyó las tres banderas, el cuarto peronismo renunció explícitamente a reformularlas. Y ese es el punto: la sociedad argentina aceptó, todavía acepta, una fábula: la dictadura militar impuso –terror mediante– un nuevo orden de su autoría.
El programa económico del ingeniero Celestino Rodrigo es la negación de cualquier forma de independencia económica, y por eso fue el principal antecedente del que formulara José Alfredo Martínez de Hoz. La derrota militar de la guerrilla forma parte de los logros de la viuda del general, al igual que la destrucción del sistema universitario. Esa fue la herencia que asumió la dictadura burguesa terrorista del ’76. Y el denominado ciclo democrático no la modificó en casi nada.
El aporte de Carlos Menem, la victoria electoral del cuarto peronismo, resultó definitoria. Las relaciones carnales con los Estados Unidos no apuntan hacia la soberanía política y menos aun defienden la independencia económica. El estallido de 2001 mostró que con ese libreto no se podía ir más lejos. Era y es un límite histórico. Ahora bien, si algo preocupa en el actual orden político es que ese debate fundacional carezca de fogoneros intelectuales y políticos. Es que sin esa delimitación todo el debate se reduce a tal o cual candidatura. La experiencia de Julio Cobos debiera aprovecharse de algún modo. Y es esa la ausencia más preocupante para un año de renovación presidencial. <
Fuente:  DIARIO TIEMPO ARGENTINO,
Publicado el 17 de Enero de 2011

domingo, 9 de enero de 2011

El tiempo en que Rodolfo Walsh se sintió más peronista que nunca

Publicado el 9 de Enero de 2011 
Por Tomás Forster


La tensión entre su deseo de realizarse como escritor y la necesidad de integrarse a la lucha popular se convertiría en el motor que lo llevó a plasmar una obra cargada de identificación con los oprimidos. La Resistencia como punto de partida.

El autor de “Esa Mujer”, cuento extraordinario sobre Evita, y de “Ese Hombre”, relato inconcluso basado en su único encuentro con el General exiliado en Puerta de Hierro, nunca se definió decididamente como peronista. En su juventud pasó fugazmente por las filas del nacionalismo conservador en la Alianza Libertadora Nacionalista pero, a partir del golpe oligárquico del ’55, comenzó a involucrarse en la lucha del pueblo por el regreso de Perón y a denunciar los atropellos que imponía el régimen gorila.
Los ecos de los años de la Resistencia resonarían en su oído siempre sensible.
Desde aquella noche en la que se encontraba jugando al ajedrez en un café de La Plata cuando estalló la rebelión comandada por el general Juan José Valle hasta otra noche similar, seis meses después, en la que escuchó que alguien soltaba la frase: “Hay un fusilado que vive”, algo se transformaría para siempre en el promisorio intelectual y escritor que era Rodolfo Walsh por esos años.
Es que la investigación sobre los fusilamientos ordenados por el dictador Pedro Eugenio Aramburu en el basural de José León Suárez, que derivó en Operación Masacre, supuso una instancia fundamental en el desarrollo de su conciencia militante. Además de erigirse, vale remarcarlo, como la obra fundacional de la literatura policial, basada plenamente en hechos reales y con un manifiesto trasfondo político.
Cuando se trata de hurgar en el pensamiento de toda persona que se sumergió en los debates y las luchas colectivas de su época, la necesidad de contextualizarlo e interpelarlo a tono con su tiempo suele ser un lugar repetido y común entre los historiadores. Esa necesidad se vuelve imprescindible a la hora de comprender y desmitificar a un hombre tan singular como Rodolfo Walsh al que, a veces, se le puede perder el rastro, si simplemente se lo encasilla en abstracto como periodista militante. Es indiscutible que lo fue, pero esa característica debería ser una motivación para ahondar en su figura y no para quedarnos con un reflejo superficial de su mayúscula presencia.
Operación Masacre se publicó por primera vez en 1957, en Ediciones de la Flor, pese a la censura y la persecución imperantes. Eran los meses finales de la dictadura regida por Aramburu y el almirante Isaac Rojas, y se vivía cierto clima de apertura política. No obstante, pese a algunas ilusiones iniciales, emergería una nueva etapa caracterizada por un cambio en la forma pero no en el fondo. Así y todo, un suceso pudo haber cambiado considerablemente la situación política y económica del país.
Fue en 1958, en Caracas. Allí se realizó el pacto entre Juan Perón y Arturo Frondizi. Los arquitectos de aquel encuentro fueron John William Cooke y Rogelio Frigerio, enviado dos veces a Venezuela por Frondizi. Aunque supuestamente secretos, los pormenores del concilio fueron rápidamente conocidos. Frondizi garantizó el fin cercano de la proscripción y se comprometió a continuar con los elementos principales de la política económica edificada hasta el ’55. Perón dio la señal de votar por el referente de la Unión Cívica Radical Intransigente y, aunque muchísimos peronistas votaron en blanco, los que aceptaron la decisión definieron la votación a favor del radicalismo. El partido fundado por Leandro Nicéforo Alem retornaba a la Casa Rosada luego de casi tres décadas.
Al poco tiempo, al norte del Mar Caribe, otro hecho protagonizado esta vez por el pueblo campesino y el liderazgo de unos jóvenes vehementes produjo un cisma inigualable en la historia del continente. Culminaba el régimen opresivo y semicolonial de Fulgencio Batista y se iniciaba un proceso que, en pocos años, llegaría a la plena igualdad y a la ruptura total con el imperialismo yanqui.
Simultáneamente, mientras en esos épicos días de enero de 1959, el ejército rebelde conducido por Fidel Castro, Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos ingresaba triunfal a La Habana, el barrio porteño de Mataderos amaneció conmovido. Una revuelta obrera se levantaba contra la privatización del Frigorífico Lisandro de la Torre, el más grande de América Latina por ese entonces. Apoyada por la mayoría de los vecinos, la huelga general duró varios días. La comuna de Mataderos –como la llamó José Pablo Feinmann en su monumental Peronismo. Filosofía política de una persistencia argentina– puso en jaque al gobierno radical y acrecentó las esperanzas, siempre latentes, por el regreso de Perón.
Si bien el desenlace no fue el esperado y la privatización se terminó realizando, aquellas jornadas dejaron la huella indeleble de una enorme experiencia de lucha y unidad obrera. Ninguneada por la izquierda trotskista y vilipendiada por la historia oficial, la huelga del Lisandro fue un acontecimiento fundamental en el derrotero del proletariado nacional. Dejó en claro que la represión era la única respuesta gubernamental a las demandas de los trabajadores y demostró que Frondizi no sólo se desentendía de los principales puntos acordados en Caracas sino que comenzaba a ceder, temerosamente, a las imposiciones del poder militar y al capital trasnacional.
A pesar de formarse bajo la estela del último Yrigoyen y predicar por la soberanía nacional, Arturo Frondizi y sus correligionarios fueron, en la práctica, los continuadores de Marcelo T. de Alvear y del sector del radicalismo que habilitó el golpe de Estado del ’30. Evidentemente, algo tenían que ver con quienes se autodenominaban como antipersonalistas, abominaban el carácter plebeyo del “peludo” y la presencia creciente de la “chusma ultramarina” que lo respaldaba. Como un guiñó confeso de esa herencia, en 1947 el diputado radical Ernesto Sanmartino acuñó el mote de “aluvión zoológico” para referirse al subsuelo de la patria sublevado que irrumpió el 17 de octubre de 1945. El mismo Sanmartino sería diputado nuevamente con Frondizi.
En el corto plazo lo que la UCRI prolongó, desde su apariencia republicana y constitucional, fue el proceso oligárquico iniciado en 1955. Para consolidar ese proceso, que quebraba al Estado de Bienestar, el frondizismo cedió a las presiones del poder militar y coartó sistemáticamente a los sectores populares a través del Plan Conintes, ejecutado, en el marco de la Alianza para el Progreso, pergeñado por la Casa Blanca. Luego del interinato del intrascendente José María Guido, Arturo Illia hizo algunos intentos por alterar esa tendencia. Sus dos grandes medidas fueron la anulación de los contratos petroleros firmados por Frondizi y la ley de medicamentos que regulaba la producción y comercialización. Pero poco pudo hacer este honesto médico, sin virtud carismática alguna ni apoyo popular, frente a las reglas de juego y los límites que imponía el sistema político restrictivo que él mismo avaló con su candidatura por la Unión Cívica Radical del Pueblo. Así y todo, merece ser recordado como el único presidente digno que tuvo el país en 18 años de proscripción.
En la segunda mitad de los ’60, a poco de comenzada la autollamada Revolución Argentina comandada por Juan Carlos Onganía, Truman Capote (que no es culpable de nada en esta historia) publicó A Sangre fría, al otro lado del Río Bravo. Desde ese momento, fue celebrada como la obra que inauguró un nuevo género literario: la novela periodística. Claro, ningún crítico especializado, ni otros agentes de la maquinaria cultural yanqui, se preocuparon por considerar que pudiera existir algún antecedente de importancia en el rincón más alejado de su patio trasero.
En el caso hipotético de que supieran de la existencia de Walsh, era indudable que no resultaba cómodo un personaje que escandalizaba tanto a la elite política y cultural de nuestro país, aliada inmutable del imperio liberal de turno.
Es que podía incomodar y mucho ese argentino con antepasados irlandeses (al igual que el “Bebe” Cooke) que desmenuzó, sesuda y brillantemente la brutalidad de la dictadura gorila. Y aún había más. Ese “peligroso subversivo” apoyó a los barbudos de la Sierra Maestra e, incluso, se trasladó a Cuba y participó de una experiencia de periodismo alternativo como fue Agencia Prensa Latina.
Mientras tanto, el naciente vínculo entre el joven escritor y el peronismo se consolidaría en los años venideros con su minuciosa indagación sobre los tejes y manejes del sindicalismo conciliador y burocrático que manejaba Augusto Timoteo “el lobo” Vandor. Esa “intromisión” culminaría en Quién mató a Rosendo. Con el develamiento del crimen de un trabajador a manos de matones vandoristas, se ganaría a varios enemigos entre una dirigencia sindical que negociaba con el sistema oligárquico y acrecentaba su lugar de privilegio.
Pero, también aquel libro le otorgó una influencia considerable entre los militantes sinceramente combativos y le dejó una fructífera relación con el sindicalismo de base. Los lazos se estrecharon aún más cuando Walsh asumió al frente del Semanario de la CGT de los Argentinos, que conducía Raimundo Ongaro.
Meses antes de su designación, ambos se conocieron en la mismísima residencia madrileña de Juan Perón. Tal como se menciona al comienzo de esta nota, lo sucedido aquel día fue el puntapié para su inacabado cuento titulado “Ese hombre”. Sin pretensiones de explicar y enumerar convincentemente cuáles eran los motivos que tenía para no obnubilarse por la estatura como conductor de Perón, dado que pudieron intervenir disímiles razones, algo de lo expresado en estas líneas lleva a esbozar la siguiente conjetura: quizás porque siempre hubo algo del propio líder que no le convenció, o que no le cerraba, Walsh nunca pudo completar ese cuento o terminar de darle un sentido y una forma que lo satisficieran plenamente.
En otra palabras, no deja de tener cierto sentido entrelazar que el Rodolfo escritor no finalizó nunca aquel relato y que, en simultáneo, el Rodolfo militante jamás se definió como un peronista con todas las letras o, como suele decirse, un peronista de Perón. Si vida y obra confluyen, en el autor de Los oficios terrestres, de manera tan categórica, entonces ¿por qué no esbozar un punto de contacto tan sugerente?     
Ahora más vale tomar lo que el propio Walsh escribió en el programa de la CGT de los Argentinos, un 1 de mayo de 1968, para entender sobre qué sólidos pilares construían su edificio de ideas y de acción: “El campo del intelectual es por definición la conciencia. Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante, y el que comprendiendo no actúa tendrá un lugar en la antología del llanto pero no en la historia viva de su tierra.”
Rodolfo Walsh nunca fue de los que recitaban de memoria las 20 Verdades del justicialismo, pero sí percibió cabalmente la experiencia y el cambio sustancial que significaron los años de Perón y Evita para los excluidos de la patria. Con el paso del tiempo, al calor de la influencia de la Revolución cubana, de su propia experiencia en la isla y de los distintos acontecimientos insurreccionales que se daban en el llamado “Tercer Mundo”, llegó a una conclusión paradigmática en ese entonces. Luego de que el propio Cooke lo prefigurara tempranamente, Walsh vislumbró en el peronismo la expresión nacional de la lucha de clases y el punto de inflexión hacia el socialismo.
En los años de su participación militante en Montoneros, formó parte del diario Noticias junto a otros referentes fundamentales del periodismo argentino como Miguel Bonasso, Horacio Verbitsky y los poetas Paco Urondo y Juan Gelman.
El 1 de julio de 1974, el día en el que falleció Juan Domingo Perón, fue el encargado por unanimidad de escribir un breve texto como bajada de la desoladora noticia. Aquellas pocas palabras quedarían en la historia de la prensa gráfica. Se fue con la máquina de escribir a un rincón de la redacción y escribió en un relampagueo: “El general Perón, figura central de la política argentina en los últimos 30 años, murió ayer a las 13:15. En la conciencia de millones de hombres y mujeres la noticia tardará en volverse tolerable. Más allá del fragor de la lucha política que lo envolvió, la Argentina llora a un líder excepcional.”
Eran horas difíciles, trágicamente premonitorias, signadas por el vínculo áspero y cortante del viejo líder con la izquierda del movimiento, la cacería creciente de la tres A y la impaciencia golpista y sanguinaria en los cuarteles. Pero Walsh fue alguien que comprendió y actuó. Como en cada momento crucial de una vida como la suya, cruzada por la convulsionada historia nacional. En esa recordada síntesis, su acción como intelectual, a partir del conocimiento del oficio periodístico, le significó decir sustancialmente mucho en contadas y apiladas palabras. También, quizás, le significó algo más. Posiblemente en esa escueta, directa y extraordinaria semblanza, Rodolfo Walsh se sintió más peronista que nunca.  



FUENTE: Diario "Tiempo Argentino".

domingo, 2 de enero de 2011

“Hay que profundizar este proceso”

EL EX MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES JORGE TAIANA Y SU MILITANCIA BONAERENSE

El ex canciller habla de los siete años de su gestión, el escándalo de Wikileaks y su regreso a la militancia. “Hay que recorrer la provincia y poner de pie a todos los sectores que apoyan al Gobierno para la campaña”, asegura.

Por Fernando Cibeira

Incorregible, Jorge Taiana recibió el 2011 a bordo de un avión. No fue la primera vez: el 2008 lo inició en el Tango 01 junto a Néstor Kirchner, cuando lo acompañó a aquella frustrada liberación de rehenes en la selva colombiana. En esta ocasión, el ex canciller viajó a México para visitar a su hijo y pasar unos días de vacaciones, un alto en su actividad “militante” –como le gusta definir– que lo tiene de acto en acto de La Corriente, la agrupación en la que algunos lo proponen para algún cargo electoral en la provincia de Buenos Aires. Taiana no quiere hablar de candidaturas todavía, pero sí de la necesidad de una militancia activa que garantice que el modelo se profundizará y no buscará otros rumbos. En ese sentido, reconoce que las tomas de tierras de las últimas semanas indican una tarea pendiente para el Gobierno y, diplomático al fin, marca su “sorpresa” por el lanzamiento de Amado Boudou en la ciudad de Buenos Aires. “El estaba militando en la provincia”, recuerda.
–¿Qué extraña y qué no de los años en que fue canciller?
–Lo que se extraña es la posibilidad de interactuar con una serie de personas interesantes y que te enriquecen, y el hecho de estar muy activo en la construcción de cosas muy importantes como fueron estos años de política exterior. Lo que no se extraña es lo que se recupera, que es un contacto mucho más pleno y directo con la sociedad, la realidad de tu país. He vuelto al interior, me he reencontrado con muchos compañeros y vivo mucho más de cerca el proceso político.
–Debe ser un cambio pasar de hablar con Hillary Clinton y Celso Amorim al último militante de una unidad básica del conurbano.
–Es que no son los últimos, son los compañeros. Yo volví a la militancia con entusiasmo porque la fuerza central que nos ha sostenido es el apoyo popular y el conjunto de compañeros que hizo un gran esfuerzo no sólo acompañando sino participando políticamente de este proceso. Es otro escenario, claro, pero en el fondo es bastante parecido. Todo tiene que ver con la cuestión del poder, con cómo y para qué se acumula poder. En las relaciones exteriores, si uno representa a un país como la Argentina, se encuentra con un mundo desigual, con unos muy poderosos y con una mayoría de países pequeños y medianos, entre los que nos encontramos, que tienen que luchar con un mundo injusto para tratar de que lo sea menos. Y en la política interna pasa un poco lo mismo: de lo que se trata es de lograr una sociedad más justa.
–No hay divorcios “lindos”, ¿qué sabor le dejó su salida del gobierno?
–La gestión es una parte de la tarea del gobierno y de la de un militante. Yo participé de la gestión de las relaciones exteriores desde 2003 hasta 2010, más de siete años. Son etapas que en un momento se cumplen y hay que dedicarse a otra cosa, eso no tiene que ver con mi apoyo y mi militancia en el proceso.
–¿Cómo quedó su relación con la Presidenta?
–Bien. Ella es la conductora de este proceso, sin ninguna duda, y yo tengo el aprecio y el respeto de siempre.
–Otro episodio en el que apareció mencionado en los últimos tiempos fue en el de los cables difundidos por Wikileaks, ¿qué conclusión sacó de lo que se reveló?
–Varias cosas. Primero, demuestra un fallo enorme en un escenario de conflicto internacional como es la seguridad informática. Estados Unidos tiene un “zar” de la seguridad informática que unas semanas antes que trascendiera lo de Wikileaks estaba pidiendo permiso para hacer acciones ofensivas cibernéticas sobre otros países. Se gastan miles de millones de dólares en eso, así que es increíble que muestren un fallo colosal en los mecanismos de seguridad informáticos. Queda un poco grosera la referencia, pero es una especie de 11-S de la informática. Segundo, es una derrota importante para el Departamento de Estado, porque es a ellos que les pasó esto.
–Uno imaginaba que los cables secretos de Estados Unidos hablarían sobre bombas atómicas ocultas, pero lo que se conoció parecían más bien chismes de sobremesa.
–Quizás una de las mayores sorpresas ha sido la falta de relevancia de buena parte de la información y su incorrección, la falta de seriedad de esa información que aparece. ¿Cómo estos señores utilizaban un material tan poco elaborado y chequeado? Demuestra un nivel un poco sorprendentemente bajo de información. Sin embargo, hay que hacer una reserva. No sabemos exactamente qué es lo que dice Wikileaks, lo que nosotros sabemos es lo que cinco diarios quieren que sepamos sobre lo que tiene Wikileaks.
–En un cable informan que el embajador de Estados Unidos le reprochaba que el gobierno argentino había roto un compromiso sobre el Tratado Antártico. ¿A qué se refería?
–Esa es una mala interpretación de una cuestión que se hizo en el Tratado Antártico. Se armó una reunión técnica en la que se había alcanzado una fórmula entre los países reclamantes de soberanía para hacer la presentación sobre plataforma continental. A mí no me pareció que esa fórmula fuera buena y por eso no la hicimos. Había países como Rusia y Estados Unidos interesados en saber por qué no lo hicimos. Eso fue todo, fue casi una cuestión técnica.
–¿Le interesaría ser candidato en 2011 en la provincia de Buenos Aires como lo proponen varios dirigentes de La Corriente?
–No tengo particular interés ni creo que sea el momento de hablar de candidaturas. Lo que sí creo es que hay que recorrer la provincia y poner de pie a todos los sectores que apoyan al Gobierno para la campaña. La campaña que se viene va a ser muy importante por dos razones. La primera y más básica es porque es imprescindible ganar la elección para continuar la obra iniciada en 2003. Pero, además, hay que ganarla con un mensaje y con unos candidatos que permitan el avance y la profundización de este proceso que está en marcha y conduce Cristina. O sea, no es una cosa que empieza y acaba el día de las elecciones, sino que además tenemos que ir perfilando qué pasos queremos dar a continuación. El Gobierno puede tener una agenda de cambio muy importante y muy profunda, pero que ese cambio se consolide tiene que ser tomado por la sociedad. Eso es a lo que debemos ayudar nosotros desde la militancia.
–Algunos hasta lo propusieron como compañero de fórmula de Daniel Scioli, ¿cómo ve su gestión en la provincia de Buenos Aires?
–Bien. Es una provincia compleja, difícil, pero Scioli ha expresado la voluntad de cambio de este Gobierno bastante bien y ha contenido a los diferentes sectores. El tiene que desarrollar todavía su candidatura y su propuesta y, a partir de ahí, hay una base importante para poder trabajar.
–¿No es de los que piensan que haya que proponer ahora a Cristina Kirchner para la reelección?
–Sin dudas es mi candidata. Pero la candidatura la tiene que decidir la persona que conduce y eso lo debe hacer Cristina. Creo que los tiempos tienen que ser un poquito más avanzados, ella tiene que tomar la decisión cuando lo crea oportuno.
–En La Corriente habían propuesto a Daniel Filmus para la Jefatura de Gobierno porteña, luego también se sumó el ministro Carlos Tomada. ¿Qué opina del reciente lanzamiento de Amado Boudou?
–La posición de muchos compañeros que estamos en La Corriente es la de apoyar a Filmus. Tomada es un compañero muy querido con el que participamos de muchas cosas y tiene una muy buena perspectiva si quiere desarrollarse en Capital. Ellos dos se llevan muy bien, así que se verá qué lugar irá ocupando cada uno. En el caso de Boudou, bueno, él estaba militando en la provincia, así que quedé un poco sorprendido de que se postulara en la Capital.
–¿Le pareció mal cómo se lanzó su candidatura cuando otros que se estaban postulando en el mismo distrito?
–Milito en la provincia, así que trato de no meterme en la interna de la Capital, pero creo que la mejor forma de lanzar algo es conversar con el conjunto de los compañeros que están actuando en el distrito.
–La muerte de Néstor Kirchner fue el gran golpe que recibió el oficialismo este año, ¿cómo ve que se ha ido rearmando el Gobierno con algunos cambios de funcionarios y medidas como la creación del Ministerio de Seguridad?
–Néstor Kirchner fue sin duda la figura política de la década y era el jefe político de este proceso; su ausencia es importante y se va a sentir. El rol de conducción lo va a ocupar Cristina y ella está perfectamente preparada para eso. Lo que debemos hacer todos los militantes es acompañar y tener un rol más activo. Respecto del Ministerio de Seguridad, me parece bien su creación porque es un tema importante que está en la agenda de la gente. Y Nilda Garré es una persona bien capacitada para expresar una estrategia de seguridad que responda a las expectativas dentro del marco de respeto a la ley y los derechos humanos.
–¿Cómo interpretó la ocupación de terrenos que hubo en los últimos días?
–Más allá de las intencionalidades políticas que puede haber y distintos intentos de manipulación, vemos ahí una de las tareas en que tenemos que avanzar. El Gobierno ha hecho un importante plan de viviendas, más que en períodos anteriores, pero hay un tema con la tierra y la vivienda y el acceso a la vivienda para los sectores más humildes que está pendiente y todavía debe ser encarado. El otro día hablaba con el Barba Gutiérrez, que me dijo que tiene 28 mil familias viviendo en villas en Quilmes, de las que creo que 20 mil no tienen inodoro. Es decir, sabemos que más allá del crecimiento económico y de todo lo que se ha hecho por la inclusión, hay tarea pendiente.

FUENTE: Diario "Página 12"