"¿Quiénes somos, qué quemos?"

¿Quiénes somos?

Pertenecemos a un grupo de militancia social y política que se siente parte del proyecto de país iniciado por Néstor Kirchner y hoy conducido por nuestra presidenta Cristina Fernández.

Observamos, que este modelo apunta a una recomposición de la Argentina en sus principales preceptos como la justicia social, la soberanía política y la independencia económica.

Es clave para llevar adelante y defender este proyecto, la militancia activa que podamos realizar pero sostenida en bases históricas que nos permitan comparar, analizar y reflexionar los sucesos cotidianos.

Adherimos también al nacimiento de una nueva política internacional que fortalece los vínculos con los hermanos latinoamericanos.

Nuestro nombre fue elegido como un homenaje y reconocimiento a la gestión de Nestor Kirchner, que acompañó incansablemente la resurrección de la política como instrumento de cambio social a nivel interno, y el resurgimiento de la patria grande a nivel internacional.

¿Qué queremos?

Nuestro propósito se centra en incorporar esta presencia cada vez mayor de jóvenes en el campo político argentino, a debates y charlas que tengan como eje la formación histórico-política de los procesos del país, abriendo las puertas a todos los compañeros que también deseen interiorizarse en este sentido.

De esta forma, el Movimiento Néstor Kirchner, se propone fomentar espacios de participación, formación y discusión, cuya síntesis permita valerse de la política como herramienta de transformación social, llevando adelante Las Tres Banderas: justicia social, soberanía política e independencia económica.



jueves, 24 de febrero de 2011

Nanci Parrilli lanzó su candidatura a gobernadora

00:21 25/02/2011
  No hubo diputados ni autoridades del partido en el acto.
Apuesta a liderar la alianza con el radical Farizano.




NEUQUÉN (AN).- La senadora Nanci Parrilli lanzó ayer su candidatura para la gobernación respaldada por organizaciones sociales que fuertemente salieron a traccionar en contra de las pretensiones de que sea el intendente capitalino Martín Farizano el que lidere la fórmula frentista.
No hubo presencia de diputados provinciales o autoridades partidarias en el lanzamiento. Según lo dijo el legislador Luis Sagaseta -vicepresidente del PJ- el acto estuvo reservado a evidenciar el respaldo de las organizaciones para la candidatura de la senadora.
Parrilli dijo que el compañero de fórmula será definido por los órganos partidarios cuando se reúna el Congreso. Insistió en que "por internas o por consenso" los justicialistas definirán sus candidatos a integrar el frente y advirtió que "esperemos que el radicalismo se sume a este frente".
Recordó que con las elecciones a gobernador para el 12 de junio "en abril recién se vence la presentación" de las alianzas electorales y que "primero tendremos que hacer una propuesta que sea creíble y superadora" para enfrentar al MPN, aseguró.
Instó a Farizano a que "defina su compromiso con el gobierno nacional; si vamos a formar un frente la propuesta tiene que ser clara: nosotros somos parte del gobierno nacional y quienes formen ese frente tienen que estar de acuerdo con ese proyecto".
Consultada sobre si resignaría su postulación en función de un frente que la ubicara en la vicegobernación dentro de la fórmula, Parrilli contestó que "soy una militante, tomaré la decisión en su momento en consonancia con lo que decida el partido".
Las agrupaciones Colina, Movimiento Evita, Jauretche, la agrupación John William Cooke, movimiento Néstor Kirchner y el Peronismo para la Victoria dieron a conocer un documento en el que claramente plantearon que Parrilli es la dirigente del PJ "que mejor representa" el proyecto "Cristina 2011" y por ello lanzaban "Parrilli gobernadora" .
"Las organizaciones deciden quién es su candidato", plantearon desde la corriente Peronista federal y le recomendaron a Parrilli "que no se deje apurar por Farizano, que sacó 2.000 votos en una interna". "Somos los que resistimos el modelo neoliberal, esto no se resuelve con la rosca aquellos apurados que no saben a dónde van a nivel nacional", criticaron desde el movimiento Evita al exigir la candidatura a gobernadora de la senadora. Las agrupaciones convocantes insistieron en la continuidad de las políticas sociales de la era kirchnerista.

FUENTE: Diario "RioNegro.com.ar"

lunes, 14 de febrero de 2011

La desigualdad, el gran desafío

nunca menos
A pesar de los avances, el nivel de pobreza sigue siendo inaceptable

par Bernardo Kliksberg
Profesor honorario de la UBA. Premio a la trayectoria ciudadana de la Secretaría de Culto. Coautor, con el Premio Nobel de Economía Amartya Sen, de Primero la gente, Deusto, Barcelona, 2008.

En 1960, Argentina tenía menos de un 10% de pobres. En 2003, al iniciarse la gestión del ex presidente Néstor Kirchner, el 54,7% de los habitantes se hallaba bajo la línea de pobreza, y casi la mitad de ellos en la indigencia. Desde entonces la situación ha mejorado sustancialmente, pero los índices de pobreza y desigualdad continúan configurando un paisaje escandaloso tras un cuarto de siglo de ejercicio de la democracia.

Se terminó la impunidad en Argentina. La democracia está honrando la memoria de las 30.000 víctimas aniquiladas por el terrorismo de Estado, enjuiciando y castigando a los responsables. El mensaje es claro : eso no podrá suceder “Nunca Más”, como exigió la Comisión Redactora del histórico informe, que presidió Ernesto Sabato.
Después de 25 años de democracia, gracias a tantas luchas de tantos, el país es otro institucionalmente. Pero junto a estos avances, hay dos grandes asignaturas pendientes : la pobreza y la desigualdad.
El país tenía, a inicios de los años 1960, menos de un 10% de pobres y un 53% de su población pertenecía a la clase media, con gran concentración en las pequeñas clases medias. No era un paraíso, los problemas eran múltiples y complejos, pero era uno de los países de la región con mayor clase media, había movilidad social, oportunidades, y una significativa red de protección social y servicios públicos.
En mayo de 2003, al iniciarse la gestión del ex presidente Néstor Kirchner, el 54,7% de las personas se hallaba por debajo de la línea de pobreza. Casi la mitad de ellos –el 26,3%– era indigente. La tasa de desocupación era del 15,6% y la de subocupación del 18,8%. Estas cifras críticas, las peores en la historia reciente del país, eran muy superiores en los grupos jóvenes y en las regiones más pobres. Un alto porcentaje de jóvenes estaba fuera del mercado de trabajo y del sistema educativo y en las provincias del noroeste y el noreste la pobreza superaba el 70% y la indigencia el 40%.
Entre 1960 y 2002, el país había conocido dictaduras militares, breves interregnos de democracia, los intentos del primer gobierno democrático del último cuarto de siglo –el del radical Raúl Alfonsín– de resolver los problemas sociales en medio de graves dificultades, y finalmente el modelo neoliberal de los años 1990, aplicado por el peronista Carlos Menem. El país de pequeños comerciantes e industriales, profesionales, empleados públicos, jubilados, estudiantes y trabajadores dignos ; bien educados, asistentes masivos al teatro, devoradores de libros y películas, se convirtió en un país de pequeños empresarios en quiebra, empleados despedidos, jubilados desesperados, trabajadores sin futuro, recicladores de basura y “sumergido” de todos los tipos.
La caída fue muy profunda, brutal. Hizo explotar familias, destruyó personas, generó la primacía de un solo tipo de movilidad social, la descendente, y creó tristeza, dolor y revueltas.
El país comenzó a salir de ese abismo en los últimos años. Los progresos son innegables a pesar de las válidas discusiones sobre su alcance. Pero no hay lugar para ningún tipo de “triunfalismo”. La pobreza sigue siendo mucha para una democracia activa. Los niveles de desigualdad son inaceptables. Las experiencias en marcha han demostrado que se pueden reducir, pero al mismo tiempo, para soluciones de fondo es necesario profundizar políticas, imaginar nuevas estrategias, enfrentar a fondo intereses, cambiar mucho más las reglas del juego. La situación exige dar el salto hacia una economía con rostro humano, que incluya a todos.
En lo que sigue se dibujan sumariamente las tres fases clave –totalmente interconectadas– de este último cuarto de siglo en democracia : los años 1990, la etapa actual y los desafíos abiertos.
“El fundamentalismo de mercado ha muerto”, proclamó el Premio Nobel Joseph Stiglitz. Por su parte, alguien tan furiosamente promercado como el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, afirmó : “La idea de un mercado todopoderoso que no puede ser contradicho por ninguna regulación o intervención política es una idea loca, como lo es la idea de que el mercado siempre tiene razón (…) el laissez faire, laissez passer, se terminó” (1). El artífice de la desregulación total, Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos en los últimos 19 años, no encontró mejor respuesta que la siguiente para explicar la crisis feroz que atraviesa la economía de su país y el papel que jugó en ella el fracaso de las ideas que él impulsó : “Estoy en estado de estupor”, declaró (2).
Los dogmas fundamentalistas que acabaron disparando la tasa de desocupación en Estados Unidos al 6,5% (11% si se incluyen los subocupados) ; que provocaron la contracción severa del consumo ; la mayor caída de los ingresos personales desde 1946, y están haciendo caer en picado el producto bruto de las principales economías desarrolladas, tuvieron un campo de experimentación óptimo en la Argentina de los años 1990.
Montado sobre un gran movimiento de masas, el peronismo, Carlos Menem aplicó sin misericordia en Argentina todas las recetas que están haciendo implosionar las economías más fuertes del planeta. Desreguló salvajemente ; privatizó con fanático fervor, pasando por encima de las consideraciones técnicas y de transparencia más elementales ; redujo brutal e indiscriminadamente lo público y vació el Estado de cerebros y de funciones ; redujo al mínimo la investigación científica y técnica y sumió en la decadencia los sistemas de educación, salud y jubilaciones.
En el primer periodo presidencial de Menem (1990-95) se llevó adelante el llamado Programa de Reforma Administrativa que tuvo cinco ejes : a) privatización ; b) desregulación ; c) reorganización de las funciones estatales ; d) readecuación de los recursos humanos y e) desburocratización. En su segundo período presidencial (1995-2000), aplicó la llamada Segunda Reforma del Estado. Las privatizaciones abarcaron áreas fundamentales de la economía como el agua, la energía, las comunicaciones, el transporte, la química, la petroquímica, el acero, los aeropuertos, las carreteras, y varios de los bancos de desarrollo. Entre abril de 1990 y diciembre de 1992 el total del personal civil de la Administración Nacional se redujo de 670.000 a 364.000 efectivos. La privatización fue clave en esa reducción, sumada a los programas de retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas. Se establecieron asimismo activos programas de tercerización de servicios, eliminando las dependencias públicas que los proporcionaban y contratando empresas privadas para servicios como pagos de sueldos, control de horarios, mantenimiento y limpieza, valorización y control de calidad de mercancías en las aduanas, etc.
En 2000, la recaudación fiscal representaba el 16% del PIB, frente al 36,30% de media en los países desarrollados. El gasto público, el 16,97% frente al 30,93% en los países de la OCDE. El caso de las privatizaciones en la Argentina de los años 1990 ha sido mencionado con frecuencia como una best practice al revés, que vulneró los criterios más básicos. Entre otros : ventas de empresas sin sanearlas antes para poder recibir mejores precios ; fuertes subestimaciones de los activos ; ofrecimiento de condiciones que generaban las posibilidades de monopolios (cuando un objetivo central de la privatización debía ser crear condiciones competitivas) ; pronunciadas falencias y debilidades en el establecimiento de los organismos reguladores, que limitaron su incidencia en los desarrollos posteriores. Un análisis respecto al conjunto del proceso : “Las privatizaciones argentinas se hicieron con el propósito principal de pagar la deuda externa y brindar oportunidades de negocios a los grupos de poder económico concentrados” (3). La deuda externa aumentó no obstante exponencialmente, se concentró el crédito y se suprimió toda protección a la producción nacional. Todo quedó librado a la “mano invisible” del mercado, que precursoramente Lester Thurow había advertido “se puede transformar en la mano del carterista” (4). Generó asimismo todos los incentivos perversos posibles para que la corrupción se transformara en un valor practicado a gran escala, legitimado por amplios sectores de la sociedad.
El país se desindustrializó. La tasa de desocupación creció hasta llegar al 23% al final del período. El desempleo juvenil pasó de 21,7% en 1990 a 39,5% en 2000. Los pequeños comerciantes, industriales, profesionales, artesanos, se hundieron económicamente. Siete millones de personas dejaron de ser clase media en la década de los años 1990, para transformarse en nuevos pobres. La desigualdad explotó.
Gracias a las “realizaciones” de Menem, Argentina devino el país líder en movilidad social descendente. Las distancias sociales aumentaron en un 225% entre Alfonsín (1986) y Menem (2000). El coeficiente Gini de distribución del ingreso pasó de 0,42 a 0,47 entre 1992 y 1997. En 1999 llegaba a 0,53. Es casi una hazaña lograr destruir tantas oportunidades de trabajo e ingreso en tan corto tiempo.
Cundió la desesperación. Según el Latinobarómetro 2003, sólo el 1% de la población confiaba en los políticos ; el 2% en los parlamentarios y el 6% en los jueces y empresarios. En las movilizaciones de la gran crisis de 2001, había aparecido espontáneamente la terrible consigna : “Que se vayan todos”.
Entre 2003 y 2007 la pobreza se redujo considerablemente : bajó un 30,6% y la indigencia un 19,5%. Tres de cada cinco desocupados dejaron de serlo. Los mayores de 65 años subieron su cobertura social del 64,9 al 90%. Así como el abandono total de las políticas públicas en los años 1990 fue central en la implosión de la economía, retomarlas cumplió un papel crucial en su reactivación. No es ningún descubrimiento, sino la receta que acaban de adoptar las economías capitalistas más importantes del planeta, ante el derrumbe causado por las viejas recetas dogmáticas.
El Estado recuperó funciones básicas. Entre otras áreas, se impulsó el crédito público, la inversión en infraestructura, las pymes, y se redujo la evasión fiscal. La inversión en obras públicas en 2006 multiplicó por 10 la de 2002. Según los datos de fuentes públicas se suministró agua potable y cloacas a 6 millones de personas, mientras que al culminar Menem su mandato el déficit de provisión del bien más básico de todos era gigantesco.
Se dieron importantes pasos en la recomposición de la inversión social. El presupuesto en educación alcanzó en 2007 el nivel más elevado de la historia nacional (5,09%) y se aprobó una ley que obliga al Estado a seguir subiéndolo hasta llegar al 6% en 2010. Se han triplicado los salarios docentes, se ha eliminado casi totalmente el analfabetismo, se ha mejorado sustancialmente la inversión en ciencia y tecnología. En salud, el programa “Remediar” ha entregado medicinas gratuitas a 15 millones de personas. Las políticas de genéricos llevaron su participación en el mercado de medicamentos a más del 80%. Las políticas sociales cubrieron a amplios sectores de la población en los momentos más duros. Programas de extendida cobertura, como Seguridad Alimentaria, Manos a la Obra y el Plan Familias tuvieron significativos impactos.
Los sectores más postergados fueron objeto especial de la política pública. Entre 2003 y 2006 se cuadruplicó el salario mínimo vital, se aumentó en un 72% el salario nominal promedio de los trabajadores registrados y en un 110% los salarios de los de menores ingresos. Se aplicó una política activa de formalización de trabajadores “Sumergidos”. Se realizaron permanentes aumentos en los haberes de los jubilados. La remuneración de los trabajadores asalariados alcanzó en 2006 el 41% del valor añadido bruto, frente al 36,1% en 2004. Lo inverso de los años 1990, cuando crecía el PIB, pero bajaba esa participación.
Estos avances no significa “dormirse en los laureles”. La deuda social argentina sigue siendo inadmisible. El 35% de la población de las grandes ciudades del país no tiene un seguro de salud ; el 36% carece de al menos uno de tres servicios básicos como la electricidad, el agua corriente y el gas ; 400.000 jóvenes del Gran Buenos Aires de 14 a 25 años de edad están fuera del sistema educativo y del mercado de trabajo.
Se debe seguir otorgando la más alta prioridad a la lucha contra la pobreza y será necesario persistir en nuevas ideas para atajar la pobreza dura, la pobreza extrema, y superar las segregaciones residenciales generadoras netas de “trampas de pobreza”. Se debe seguir fortaleciendo el poder adquisitivo de los salarios y mejorar los sectores más relegados de la pirámide salarial.
Hay que actuar sobre las bases sociales del problema de la delincuencia juvenil, que preocupa sobremanera a los ciudadanos, reemplazando la “mano dura” que propician algunos sectores por un enfoque integral con políticas de fondo dirigidas a los jóvenes excluidos, que les abran oportunidades educativas y laborales. El “todo” con énfasis en la protección de la familia, gran preventora del delito. Según la experiencia internacional, el enfoque basado en “incluir” es el único que ha producido resultados estructurales en este terreno.
Ejecutar y llevar adelante estas políticas requerirá impulsar amplias concertaciones sociales. También requerirá continuar la remodelación del Estado para convertirlo en un “Estado que da la cara”, proactivo, con gerencia social de la mejor calidad, siempre presente en el terreno trabajando participativamente con la gente para lograr su inclusión social y productiva.
Hay una gran expectativa en el país por políticas públicas de calidad. En la más reciente medición de Latinobarómetro 2008, “el país de la región más a favor del Estado para resolver los problemas es Argentina”.
A todos esos desafíos (más un amplio etcétera) se suman los impactos que la crisis mundial tendrá sobre el país. Suenan ya las voces de los fundamentalistas locales, aconsejando que se vuelva a los ajustes y se considere reducir las asignaciones a lo social, cuando el país requiere, al contrario, vigorosas políticas anticíclicas. Es imprescindible reforzar las redes sociales, hacer política pública con mayúsculas en ese terreno, potenciando el rol que puede jugar el vibrante voluntariado solidario con que cuenta el país, además de las propias comunidades desfavorecidas.
Una dificultad muy importante es que falta mucho para que se salga de la contaminación ideológica que supuso el adoctrinamiento sistemático de la población y de sectores muy influyentes de decisión en el fundamentalismo de mercado. Mientras Greenspan confiesa que está “en estado de shock y estupor”, no sucede lo mismo en el país. Los oráculos de la ortodoxia no hacen el menor atisbo autocrítico. Son consultados con frecuencia por los grandes medios de comunicación, a pesar de que invariablemente sus pronósticos han fracasado, y siguen advirtiendo sobre los daños irreparables que les esperan a los que se aparten un ápice de ella. Tienen un auditorio cautivo de los mitos del pasado.
Hay por delante un esforzado trabajo para desmitificar y crear una apertura sólida a las nuevas ideas que hoy recorren el planeta y que hablan, entre otros temas, del rol clave de las políticas públicas, de la regulación de los mercados, de transparencia, de salud y educación como palancas del desarrollo, de la equidad como su base, de responsabilidad social de la empresa privada, de integración regional. En definitiva, de que la única economía eficiente es la que pone a la gente en primer lugar y logra incluir a todos. 
FUENTE: LE MONDE DIPOMATIQUE EDICION CONO SUR

lunes, 7 de febrero de 2011

"Este veranito ya lleva ocho años"

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner aseguró ayer que todos los argentinos "queremos vivir mejor, cualquiera sea nuestra ideología política", al inaugurar un edificio de viviendas construido por la UOCRA y destinado a trabajadores, en el barrio porteño de Villa del Parque.

En un acto bajo la lluvia y ante militantes sindicales y de organizaciones sociales, la Jefa del Estado afirmó que "este gobierno habla, no con cosas que vamos a hacer, sino con cosas que hemos hecho", y recordó que "hace algunos años varios economistas decían que el progreso del país se debía a `un veranito´".

"Es un veranito que ya va a pasar el verano, ya lleva ocho años y todavía tenemos que recuperar las décadas perdidas para que haya más igualdad, más educación y más viviendas", señaló tras la entrega de llaves a tres familias adjudicatarias de las viviendas construidas por la UOCRA.

Por otra parte, Cristina sostuvo que "todos tenemos que tener un gran compromiso con este modelo político, porque todavía faltan recuperar a algunos argentinos que no están registrados, o que están en las garras de los que esclavizan".

"Tenemos que cuidar este modelo económico y político", aseveró la presidenta durante su discurso que estuvo precedido por el del titular del gremio de la construcción, Gerardo Martínez.

El gremialista manifestó que los trabajadores "sellamos nuestro compromiso con la continuidad del modelo" inaugurado en el 2003 con la llegada a la presidencia de Néstor Kirchner, y pidió al cerrar el discurso "porfi Cristina, por cuatro años mas".

También puso de relieve la presencia de representantes empresarios agrupados en la Cámara de la Construcción y recordó que el ex presidente Néstor Kirchner decía que en la Argentina el "crecimiento debía ser social y no sólo crecimiento económico".

Cristina estuvo acompañada por los ministros de Planificación, Julio de Vido; de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; de Trabajo, Carlos Tomada; el secretario de Obras Públicas, José López; y el secretario General de la Confederación General del Trabajo (CGT), Hugo Moyano.

Además asistieron el secretario de derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde; el secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli; y los diputados nacionales Carlos Kunkel, Diana Conti y Omar Plaini.

En representación de la CGT estuvieron, además de Moyano, José Luis Lingeri (Obras Sanitarias); Julio Piumato (Judiciales) y Omar Viviani (Taxistas), entre otros.

Durante la inauguración del edificio de viviendas en Villa del Parque, Cristina dijo que las unidades habitacionales "permiten que 320 familias accedan a un hogar moderno" y señaló que eso se logró gracias a "un subsidio del Estado nacional de 27 millones de pesos".

Adelantó que el gobierno se propone finalizar la construcción, para el 2011, de más de 800 mil viviendas en todo el país, con lo que "casi un millón de argentinos accederán" a la vivienda propia.

"Fíjensé qué salto cualitativo dimos desde el 2003.

Debatíamos entonces como sacar de la calle al 25 por ciento de argentinos que no tenían trabajo. Ahora discutimos cómo acceder a una vivienda", remarcó la presidenta.

Más adelante la Jefa del Estado, pidió "que entiendan los empresarios" que subsidiamos la demanda, al rechazar la teoría del derrame tan en boga durante los años 90.

Aseguró asimismo que el gobierno se inclina por establecer "políticas para sostener la demanda agregada y para subsidiar la demanda. Tienen que comprender los que han tenido la suerte de estar del lado del capital que tienen que hacer honor a esas políticas porque también los ha beneficiado a ellos, más que al resto de los argentinos".

Reiteró entonces que el gobierno que encabeza "no" es neutral ante el conflicto social, porque "sabemos que tenemos que estar del lado más vulnerable, del que tiene menos fuerza".

Dijo también "tenemos que pedirle a todos equilibrio y racionalidad para que el modelo siga funcionando e incorpore más argentinos, que aún no han podido, al ciclo productivo con trabajo decente".

Finalmente la presidenta remarcó que "es mentira que se puede tener un gran desarrollo empresarial en un país que se cae a pedazos. Deben entender todos", dijo "que las naciones desarrolladas lo son porque tienen un mercado interno fuerte, con trabajo, seguridad social y participación en el consumo".
FUENTE: AGENCIA DE NOTICIAS TELAM


 
 

domingo, 6 de febrero de 2011

GORILITA IMPORTANTE

Grondona sugiere que Argentina puede convertirse en Egipto.

Sólo había que esperar unos días para ver quién sería el primero en realizar la comparación entre Argentina y Egipto. También era fácil imaginar desde dónde vendría; la nota la firmó Mariano Grondona.

 

 

El editorialista de La Nación fue el primero en deslizar que Argentina podría convertirse en Egipto a través de la protesta social. El mecanismo es claro; hay un sector del periodismo que, ni bien ocurre algo negativo en el exterior avisa: "esto sucederá aquí", pero cuando ocurre algo bueno en el resto del mundo señala: "Esto jamás sucederá aquí, por culpa del Gobierno".

Grondona sigue el pie de la letra esa ley del periodismo opositor y tras los sucesos políticos en Egipto desliza que Argentina podría seguir ese camino.

Dice: "Lo que está pasando en Egipto es una demostración rotunda del alcance de las acciones directas. Estas, que nunca son "legales", pueden ser "legítimas" contra una dictadura aunque nunca podrían serlo en una democracia. Por eso debería preocuparnos que la mayoría de los presidentes constitucionales que precedieron a los Kirchner hayan renunciado como víctimas de la acción directa. En esta lista de heridas institucionales se incriben los abruptos finales de los presidentes Raúl Alfonsín, Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde, quienes renunciaron o acortaron sus mandatos en medio de convulsiones callejeras, quedando la salida ordenada de Carlos Menem en 1999 como la única excepción que confirma la regla".

Grondona nos avisa que lo que puede suceder, ya sucedió, con la excepción, por supuesto, de Carlos Menem.

Luego agrega: "En lugar de temer la acción directa al igual que sus antecesores, Néstor Kirchner acuñó una frase que llegó a convertirse en su consigna frente a las conmociones colectivas cuando dijo que no hay que criminalizar la protesta social".

Y aquí la "sutil" comparación: "A fines del año pasado, ya en los tiempos de Cristina, el negro paisaje de la multiplicación de las acciones directas volvió a dibujarse. Ocupaciones como la del parque Indoamericano y el Club Albariño, la toma de vías ferroviarias y, más recientemente, la usurpación de 430 hectáreas en Esteban Echevarría y otros episodios similares, se empezaron a multiplicar. ¿Eran todavía controlables mediante la estrategia de cooptación que había imaginado Néstor Kirchner, o anunciaban al contrario una seria multiplicación de los conflictos para cuando terminen las vacaciones?".

Así, Grondona fue el primero en comparar Egipto con Argentina. El ex compañero de Bernardo Neustadt es el pionero en vaticinar que todos los sucesos negativos del exterior, sucederán aquí, por culpa del Gobierno, incluso si es necesario, los desastres naturales.
 

FUENTE: DiarioRegistrado.com

Cien días sin Kirchner

Por Martín Sabbatella                                                                                                                   03.02.2011
 
 La muerte de Néstor Kirchner dejó una marca profunda en la historia de la democracia argentina. La noticia tuvo un impacto fuerte porque es fuerte la huella que dejó. El rasgo más potente de su legado quizás sea el de vencer la cultura de la resignación, difundir la idea de que se puede, de que vale la pena, de que es viable cambiar las cosas y correr las fronteras de lo posible. También el hecho de recuperar el valor de la militancia, del compromiso, de volver a creer en proyectos colectivos. En resumen, la vuelta de la política y el debate al centro de la escena pública.

Hay un antes y un después del 25 de mayo de 2003. Desde entonces, cambiaron las recetas inamovibles y se reintrodujo la idea del compromiso sin límites en lo que uno cree. Y todo eso se expresó en cosas concretas: en la política de Derechos Humanos, en reivindicar el valor de lo público y el rol del Estado. Logros que, a su vez, se encarnaron en políticas puntuales —ley de medios audiovisuales, ley de asignación universal, recuperación del empleo, la integración regional, etcétera— que tuvieron un gran impacto en la vida cotidiana de la gente. Para las familias a las que no les alcanzaba para su comida diaria, la ley de asignación universal marcó un antes y un después. Recuperar el sistema jubilatorio dio una perspectiva distinta a millones de personas que no imaginaban su futuro. La creación de empleo en los barrios tuvo un anclaje territorial profundo, aún cuando queda bastante por hacer para terminar con el trabajo en negro.

Con la muerte de Néstor se dio visibilidad a este proceso que se venía gestando, con militancia y nuevas voces en escena, y la sociedad tuvo que adelantar el balance sobre su figura y su rol como presidente. Y si ya el Gobierno venía creciendo desde antes, el balance anticipado reforzó esa evaluación positiva y los aciertos se revalorizaron.

Al calor de la actualidad de la región, estamos ante un proceso interesante que tuvo a Néstor como un protagonista importante. Un momento histórico que tiene a la Argentina en un lugar interesantísimo que, tan sólo 10 años atrás, era difícil de imaginar.

Esto produce una reacción de todos los sectores más conservadores, que quieren sostener los privilegios de una Argentina para pocos. Es la reacción de una oposición articulada en la derecha y que ya demostró su incapacidad para generar propuestas. En el Congreso, esa derecha mostró su perfil; clausuró debates a los cachetazos y quiso convertir el Parlamento en el bufet de abogados de los intereses concentrados, ante cada proyecto de ley que interpelaba al poder.

El desafío frente a este momento interesantísimo iniciado en 2003 es ver cómo se defiende el rumbo, por lo hecho y por lo que falta. Debemos profundizar la política de inclusión, la distribución del ingreso y una matriz productiva más justa. Ése es el camino, y para ello es necesario generar fuerzas políticas y sociales capaces de continuar y acentuar este rumbo.

Asimismo, es necesario poner las construcciones provinciales y municipales en sintonía con el rumbo transformador del país. Este presente genera las mejores condiciones para lograr ese objetivo. Es necesario que este período sea fundante de una nueva etapa del movimiento popular que nazca para quedarse.Desde Nuevo Encuentro, nos sentimos parte de la tradición, de las ideas y del relato histórico que gobierna la Argentina. Y, al mismo tiempo, vemos que una cosa es lo que pasa a nivel nacional y otra es lo que pasa en Salta, Formosa o la Provincia de Buenos Aires.

Sabemos, por ejemplo, que Kirchner militó con fuerza por la ley de matrimonio igualitario que nosotros impulsábamos, mientras el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, operó en su contra. El Gobierno nacional sostiene con hechos la bandera de no reprimir y, al mismo tiempo, en Formosa, Gildo Insfrán se jacta de terminar las protestas de los tobas con muertos en las rutas. La trayectoria de Nilda Garré, su defensa de la seguridad democrática y el control civil de las fuerzas van a contramano de lo que hace Daniel Scioli en la provincia, con su discurso de autogobierno policial y demagogia punitiva.

Por eso, desde Nuevo Encuentro estamos comprometidos con la candidatura de Cristina Fernández a presidente, porque consideramos que no sólo es quien mejor expresa y sintetiza este proceso, sino que es la única que lo garantiza.

De cara a los comicios de 2011, habrá distintas estrategias que se opondrán, por derecha, al Gobierno: algunas con propuestas más vinculadas a la derecha republicana, como la Coalición Cívica o —a pesar de su historia— la UCR; y otras que buscarán interpelar cierta tradición popular conservadora, como el Peronismo Federal. Y habrá candidatos que, independientemente de que se identifiquen como progresistas, serán —quieran o no— parte de la estrategia de la derecha.

En síntesis, vivimos un presente que reivindicamos, un presente de cambio para las grandes mayorías populares, y deseamos que se profundice. A tres meses de la muerte de Néstor Kirchner, militar en la defensa de este rumbo y en la construcción de una alternativa política popular y transformadora es el mejor aporte que desde Nuevo Encuentro hacemos a nuestro país y a este presente.
 
FUENTE: DiarioRegistrado.com

sábado, 5 de febrero de 2011

A dar explicaciones por el trabajo infrahumano

DOCE DIRECTIVOS DE EMPRESAS RURALES FUERON LLAMADOS A INDAGATORIA POR TRAFICO DE PERSONAS Y EXPLOTACION LABORAL

Por Emilio Ruchansky
 
Son los responsables de dos empresas con campos en el norte bonaerense en los que trabajaban peones llevados desde Santiago del Estero en condiciones de semiesclavitud. Se los acusa de “trata de personas” y “reducción a servidumbre”. Por ahora, no irán presos.
 
La Justicia federal llamó a declaración indagatoria a doce directivos de las semilleras Satus Ager y Southern Seeds Production (SSP), bajo la sospecha de que sometieron a condiciones de esclavitud a peones rurales en campos del norte bonaerense. Se los acusa de “trata de personas” y “reducción a servidumbre”, tras conocerse la situación infrahumana en la que vivían y trabajaban los peones traídos desde Santiago del Estero para el desflore del maíz en Ramallo, San Pedro y Arrecifes. Además, ayer el Ministerio de Trabajo bonaerense multó por un millón de pesos a Satus tras inspeccionar esos campos, mientras desde la AFIP aseguraron que encontraron “el mismo modus operandi denunciado” en otro campo de esta empresa semillera en la provincia de Buenos Aires.
La citación la realizó el juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo, quien venía denegando esta medida a la fiscalía federal, según fuentes del juzgado, “porque se aguardaba el resultado de diversas medidas de prueba que llegaron en los últimos días”. Los acusados son el presidente y vicepresidente de cada empresa, cuatro directores titulares y cuatro ingenieros agrónomos, encargados de la organización de las tareas.
Aunque no se difundieron nombres, este diario pudo constatar por fuentes judiciales que entre los acusados de Status Ager están Félix Cirio, ex subsecretario de Agricultura de Felipe Solá; Félix Lanusse, Miguel y Juan Zimmermann, Ricardo Javier Cardinale y Martín Jarmoluk. La fiscalía federal de San Nicolás había pedido la detención y declaración indagatoria de todos ellos, pero los abogados de la empresa consiguieron que el juez otorgara la eximición de prisión.
Satus asegura tener 200 personas contratadas y cuatro mil “empleados temporales” dedicados a cosechar semillas de maíz y soja, principalmente. En el último mes fueron allanados Santa Celestina, La Amalia y Doña Clementina, campos que esta empresa explota. En Doña Clementina, en la ciudad de Arrecifes, se comprobó que 101 personas vivían hacinadas sin corriente eléctrica ni duchas ni lugares aptos para el almacenamiento de alimentos. Alertados por los anteriores allanamientos, la empresa tuvo el decoro de proveer siete baños químicos y bidones de agua potable.
En el caso de SSP fue objeto de un dictamen “rotundo”, según fuentes del caso, por parte de la Oficina de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata del Ministerio de Justicia nacional. Allí se señala que los trabajadores entendían que era humillante el trato y las condiciones de trabajo, pero dependían de un supuesto ingeniero para cobrar por la hectárea desflorada.
“La imposibilidad de disponer y administrar dinero propio son factores que restringen la movilidad de las personas y su autodeterminación. Dichos factores generarían un aumento de su exposición a la determinación de quienes detentan abuso de poder sobre ellas. Así se torna evidente que la promesa de pago resulta de vital importancia para retener a los trabajadores en el lugar”, explica el informe.
Por las precarias condiciones “de habitabilidad”, se agrega, varios peones tuvieron problemas digestivos o diarreas. Al parecer el agua que les daban no era apta para consumo. “Algunos trabajadores mencionaron que el predio había sido fumigado por una avioneta mientras ellos trabajaban. Esta situación no les había sido informada previamente, por cuanto fueron ‘rociados’ con los agroquímicos esparcidos, padeciendo en consecuencia erupciones en la piel, vómitos, dolor de cabeza, dificultades respiratorias, etc.”, señala el informe.
Anoche, una fuente de la fiscalía federal de San Nicolás lamentó que todos los acusados lleguen libres a la indagatoria que se realizará, en el caso de los imputados de la empresa Satus, el 2, 3 y 4 de marzo, mientras que una semana después, el 8, 9 y 14 lo harán los de SSP. “Por lo establecido como pena para los delitos de trata, entre 4 y 15 años, y la gravedad del hecho, deberían estar presos. Si tenemos gente encerrada en las cárceles de Marcos Paz y Ezeiza por trata de personas para la prostitución, no veo por qué ellos están libres”, señaló la fuente.
El riesgo de fuga y el entorpecimiento de la investigación también fueron parte de los argumentos que desde la fiscalía federal de San Nicolás se presentaron para apelar las eximiciones de prisión otorgadas a todos los acusados. Este tema deberá resolverlo la Cámara Federal de Apelaciones de Rosario, donde todavía no se sorteó qué sala lo tomará. La fiscalía participará de todas las indagatorias.
La presencia de menores de edad en los establecimientos de SSP como La Esperanza, en San Pedro, en las mismas condiciones habitacionales que el resto de los trabajadores fue destacada en los informes de la Oficina de Rescate y también del Ministerio de Trabajo bonaerense. Este último organismo denunció que los jóvenes, de entre 16 y 18 años, “cumplían extensas jornadas de trabajo, sin francos ni descansos”.
Sin dar precisiones, ayer desde la AFIP advirtieron que en otro campo de Satus se comprobaron nuevamente las condiciones infrahumanas a las que fueron sometidas personas traídas de Santiago del Estero. La difusión mediática de estos casos, según comentaron fuentes del Ministerio de Trabajo bonaerense, hizo que crezcan exponencialmente las denuncias al 0800-666-2187 sobre trata de personas y reducción a la servidumbre en el campo. “No damos abasto con los inspectores”, admitieron.